Su personalidad no tenía límites en la depresión, su mundo se venía abajo con cada día que pasaba... Sólo quedaba esperar a que un día todo eso acabara... O que alguien más llegara a su vida a salvarla.
***
-Sólo quería mantenerte feliz todo lo pos...
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Mi brazo herido ya casi estaba curado, la operación de las balas que recibí había mejorado muchísimo y he pasado tanto tiempo en el hospital que ya casi lo conozco de arriba a abajo.
Miro nuevamente las fotos y nada aparece en mi mente.
—Este parece ser tu profesor de Inglés —dijo el psicólogo.
Él señala una foto del mismo chico molesto que siempre viene a visitarme.
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—¿En serio piensa que él puede ser mi profesor? No, tendrá que ser mejor para lograr engañarme —contesté.
—¿No lo recuerdas? Puedo asegurarte que es tu profesor, te lo he repetido tantas veces, incluso es tu tutor —insistió haciéndome mirar más de cerca la imagen.
Su sonrisa alegre, su cabello despeinado, su traje formal, su gesto divertido... Él no puede ser mi profesor.
—¿Por qué quiere hacerme creer que él es mi profesor? Por favor, es una total mentira —expresé con incredulidad.
Él suspiró cansado y pasó a otra imagen.
—¿Qué tal ésta?...
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Me quedé pensando y tratando de encontrar algún sentimiento o emoción hacia esa imagen, hacia esa persona... Pero nuevamente nada.
—¿Podrías por favor decirme lo que sientes sobre ella? ¿Qué piensas sobre ella? ¿Qué sentimiento te transmite? —preguntó intrigado.
