Su personalidad no tenía límites en la depresión, su mundo se venía abajo con cada día que pasaba... Sólo quedaba esperar a que un día todo eso acabara... O que alguien más llegara a su vida a salvarla.
***
-Sólo quería mantenerte feliz todo lo pos...
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La alarma suena y me preparo para otro día más. Creo que los sueños sobre Gerard han sido como mi pan de cada noche, permitiéndome no caer tan profundo en la depresión y dejar de pensar en lo miserable que soy sin él.
Tal vez medio mes ha sido suficiente para demostrarme que, con el tiempo, las cosas y los recuerdos se pueden quedar en un rincón oscuro de mi mente. Tal vez ha sido suficiente de todo esto, tal vez esta vez sí pueda lograr hacerlo sola... Aunque lo extraño, y es difícil pensar en olvidarlo cuando no puedes dejar de tener sueños con él y que con tan sólo un segundo todo parezca increíblemente real.
Suena tonto, lo sé, pero así soy yo, literalmente.
Me pongo una blusa suelta color negra y unos jeans de cuero negro apretados.
Realmente me siento mejor ahora que no sólo pienso en cosas tristes y pesimistas... Aunque muy en el fondo sé que todo eso no desaparecerá completamente porque todo es parte de mi ser.
Aliso un poco mi cabello y me pongo un poco de rímel y negro en mis labios.
Voy a la cocina y saco el cereal, lo preparo todo y me siento a comer tranquilamente.
Antes estaba mucho más flaca pero ahora que desayuno puedo decir que ya no me veo tan esquelética como antes lo era, no me molestaba pero tampoco me agradaba, quiero decir, mi autoestima es pésima y siempre he odiado mi cuerpo... ¿Que si estoy gorda? No importa, me odio. ¿Que si estoy flaca? No importa, me odio.
Sí, soy un encanto... Nótese el sarcasmo.
Mi padre ha llamado unas cuantas veces diciéndome que me mude a un apartamento más pequeño, y la verdad es que no lo sé, esta casa está bastante bien y ha sido nuestra por muchos años, no quisiera deshacerme de ella sólo para cambiarla por un apartamento más pequeño. Pero bueno, tal vez necesite un cambio de escenario para no ponerme peor, tal vez sí tome su palabra.
Salgo a la calle y cierro la puerta. En 15 minutos ya estoy en el pasillo de la escuela, voy a mi primera clase con la maestra de Español. Así que cruzo el pasillo y veo a Gerard hablando amistosamente con unas chicas desconocidas para mí. Rápidamente mi mañana se va arruinando junto con mis buenos sentimientos y mi autoestima, aunque, decidida y sin voltear a verlo, paso por su lado y le doy los buenos días.
—Buenos días, profesor —saludo y rápidamente me alejo de ahí.
Suspiro cansada y entro a la clase de Español.
Toda la mañana pasa aburrida y ocupada; va a ver un concurso de literatura y escritura y la maestra está al cien por ciento, los chicos parecen algo apurados y yo estoy en el fondo de la clase sin saber qué hacer. No estoy anotada en ningún concurso y creo que nunca lo estaré, mis notas son medianamente bien y creo que no lo necesito.
—Señorita Lucy, por favor venga a mi escritorio —anunció la maestra y así lo hice—. Puede por favor pasar todos estos poemas al profesor Gerard, no tengo tiempo para revisarlos y él es maestro de Inglés así que tal vez pueda ayudarme.
