🌹 Capítulo 35 🌹

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Gerard's POV

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Gerard's POV

Suspiré cansado y me senté en el escritorio mientras masajeaba mi sien y cerraba los ojos tratando de detener las lágrimas. Nunca me imaginé llorando por una alumna, de hecho nunca me imaginé llorando por nadie pero creo que ella ha logrado meterse dentro de mis pensamientos muy profundamente.

Terminé el trabajo y guardé todos los papeles en el maletín mientras mantenía la mirada llena de desolación, en realidad no me importaba mucho, iba a regresar a casa solo e iba a estar viendo la televisión por varias horas sin nada más que hacer. Qué vida más monótona y aburrida la mía.

Me despedí de algunos maestros que pasaban a mi lado y fui al estacionamiento a buscar mi coche. Entré en él y me quité el saco. Eché la cabeza hacia atrás y volví hacia unos momentos con ella... Por lo menos me permitió volver a besarla una vez más, relamí mis labios y sonreí levemente. Abrí los ojos y la furia me invadió el cuerpo... ¡Debo olvidarla ya! Perderé lo poco que me queda si sigo arriesgándome de esa manera, sin tener algo seguro con ella.

Tal vez sólo debería irme también de aquí y dejarla tranquila. Y me mata completamente el saber que sigue lastimando y mutilando su cuerpo. Cuando se descuida y sus mangas se bajan un poco yo puedo ver sus recientes heridas y eso me destroza por completo, sigo siendo el culpable de que ella quiera terminar con su vida después de tanto tiempo, y eso me hace querer golpearme fuertemente.

Y todo lo que ha pasado, todo es mi maldita culpa... Tal vez sí debería dejarla ya en paz. Vuelvo a cerrar los ojos con un profundo dolor y comienzo escuchar mi celular sonar, rápidamente lo tomó y contesto.

—¿Hola? —pregunté, no reconocía el número.

—¡Caramelito! —exclamó la persona detrás del teléfono y fruncí el ceño.

—¿Rebecca? —pregunté con gran asombro.

—Yo misma, ¿quién pensabas? No puedo imaginarme a alguien más con mi voz súper refinada y hermosa —comentó y yo casi inmediatamente quise colgarle.

—¿Qué quieres? ¿Cómo conseguiste mi nuevo numero? —pregunté irritado.

—¡Ay, no te enojes! Fue en realidad muy sencillo, le pagué a un tipo nerd que sabe de informática y cosas electrónicas de eso, y al siguiente día ya tenía todos los datos sobre ti —dijo con su típica voz nasal que tanto detestaba.

—Espera... ¿¡Qué!? ¿¡Todos mis datos!?

—Sí gatito escurridizo, ya sé que estás en Brooklyn... Oye, debiste de elegir un mejor lugar que ese, teniendo a todo Estados Unidos para ti, eh querido.

—¿Qué quieres de mí? —pregunté enfadado.

—Ay querido no te enfades, sé que por ahí no la estás pasando bien sin mí pero te prometo que pronto estaré ahí contigo.

Alone... In The Dark (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora