🌹 Capítulo 20 🌹

231 17 14
                                    

Desperté un poco adormilada y me di cuenta de que no había nadie a mi lado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Desperté un poco adormilada y me di cuenta de que no había nadie a mi lado. Me levanté con el ceño fruncido, me puse una camisa holgada muy grande que me llegaba más abajo de los muslos y salí de mi habitación buscando a Gerard por algún lugar, pero no estaba en ninguna parte.

Me quedé parada en la sala como una estúpida... Realmente me sentía como una.

Suspiré y bajé la mirada.

—¿Lucy?

Salté sorprendida y me di la vuelta para ver a Gerard con mi toalla cubriéndole la cintura y sin nada más. Quedé con la boca abierta al verlo tan escaso de ropa y me revolví incómoda.

—¿Pasa algo? —vuelve a hablar confundido y yo niego con la cabeza.

Se acerca a mí y baja la mirada para darme un corto beso en los labios, pero termina el beso mordiéndome el labio inferior. Gemí levemente y me sonrojé.

—¿Puedes traerme ropa de mi departamento de al lado? —susurró sin dejar de mirarme a los ojos con su seductora sonrisa.

Asentí un poco desconcertada y empecé a caminar hacia la puerta de salida, pero Gerard me detuvo.

—Ni siquiera pienses que saldrás así por el pasillo —dijo posesivo y yo reí relajándome un poco más.

Fui a mi habitación y me puse un short negro que me llegaba un poco más abajo de las rodillas, salí de mi apartamento y entré en el suyo. No me tomó más de 5 minutos encontrar su habitación y el armario donde guardaba su ropa, así que volví a mi departamento y le entregué la ropa.

Le sonreí y le avisé que yo también iba a tomar una ducha y a arreglarme. Al terminar me puse unos vaqueros ajustados oscuros y una blusa color gris con mangas. Salí de ahí y vi que Gerard había tomado la espátula y estaba cocinando algo de huevos con tocinos.

—No sabía que cocinabas —comenté sentándome en el taburete. 

—Bueno, se puede decir que ya soy un adulto que se tiene que cocinar para no morir de hambre —dijo y yo sonreí divertida.

—Genial —dije y rato después ya estábamos comiendo el delicioso desayuno que había preparado.

Después de desayunar nos recostamos en el sofá y prendimos el televisor.

—Te das cuenta que por este televisor es que ahora puedo hacer esto libremente —dijo y me besó intensamente.

Sonreí inconscientemente y suspiré.

—Creo que no deberíamos ser tan pegajosos —dije y él frunció el ceño.

—¿Estás prohibiéndome besarte cada vez que quiera? —dijo y yo negué rápidamente con la cabeza—. Muy bien, porque aunque me lo prohibieras no podría dejar de hacerlo.

Solté una pequeña carcajada.

—Sólo que no quiero que todo el tiempo estuviéramos tan cariñosos... ¿Entiendes?

Alone... In The Dark (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora