Solo es imposible si lo crées.

[Todo es transparente, si no estás] Part. II

Giuliana- ¡_____! ¡Despertate!¡Llegamos!

Miré por mi ventanilla. La gran ciudad. Por fin, ya estábamos acá.

El avión estaba comenzando a descender. Retiré mis auriculares. Me alisté; la ansiedad se apoderó de mi cuerpo. Quería llegar a mi nueva casa. Quería llegar. Realmente quería llegar.

La pasarela comenzó a moverse. Ya visualizábamos nuestros equipajes.

Salimos del aeropuerto, buscando entre la gente alguien con un cartelito con nuestros apellidos. Pero para sorpresa nuestra, no había nadie esperándonos.

Llamé a mamá.

_____- ¡Ma! ¡Ya llegamos!... ¿Me escuchás?

Mamá- Apenas.. no escucho muy bien,___-dijo entrecortada- Escuchame. Revisá tu bolso fucsia. Vas a encontrar un sobre naranja. Después me contás.

_____- ¿Qué? Pará... ¡Ma! ¿Un sobre naranja?

Mamá-.....

¿Cortó?

Seguí sus instrucciones. ¿Un sobre naranja?

Busqué en mi bolso fucsia, y tal como me lo había indicado, ahí estaba el sobre. Lo abro, y eran unas llaves. ¿Llaves?

Giuliana- ¡_____! ¡_____! ¡Mirá boluda!- dijo emocionada.

Un hermoso Cirocco color negro. Radiante. Y.. ¿Un cartelito con nuestros apellidos en él? Nos acercamos. Probamos suerte con las llaves. Y si, era nuestro.

La felicidad nos invadía. ¿Un auto propio? Definitivamente, hoy era nuestro día.

Giuliana- Manejo yo, ¡eh!- dijo intentando sacarme las llaves.

____- ¡Las bolas! ¡Manejo yo, querida!- dije.

Vía GPS, nos dirigimos a nuestro nuevo hogar. ¡Qué hermoso auto! Tan lindo, tan rápido... Tan... Nuestro.

___- Creo que llegamos- dije mirando una torre de casas en pleno centro, zona de Capital.

Bajamos. Y el portero del edificio nos atendió. Le comentamos que nos mudábamos ahí, y dimos nuestros apellidos.

Portero- Ah, si... Las estaba esperando- dijo.

Nos dirigimos a recepción donde una sonriente recepcionísta nos entregó dos juegos de llaves de lo que sería, nuestra casa.
En el lugar abundaba el olor a jazmines. Todo muy lindo y bien ambientado. Deseábamos con todas nuestras ganas llegar y conocer el lugar.

Luego de subir una eternidad de pisos, nos encontrábamos en el último.

Salimos del ascensor y caminamos unos pasos hasta encontrarnos con una gran puerta blanca.

El penthouse era nuestro.

¡Por todos los cielos! ¡Era hermoso!

El blanco reinaba en el lugar. Absolutamente todo blanco. ¡Muy moderno! Una hermosa vista a la ciudad. Estabamos completamente enamoradas.
Habían dos habitaciones; con camas matrimoniales. Muchísimas ventanas. Mucha lúz. Ésto había superado nuestras expectativas.

El baño. Era de ensueño. Una tina gigante con hidromasajes, una bacha doble. Un tremendo espejo. Era como vivir en una casa de Barbies.

Nos tiramos en los sillones. No podíamos creer lo maravilloso que era este lugar.

Ambas nos comunicamos con nuestras familias. Contándole que tal había sido el viaje, y la llegada a nuestra nueva casa. Todo estaba tan bien. Todo era mágico. Agradecíamos interminables veces por todo lo que hicieron por nosotras. Era increíble pensar que ese lugar era nuestro. El auto. Todo.

____- ¿Y ahora qué?- pregunté a mi amiga sin dejar de sonreir.

Giuliana- Amé mal este lugar, pero... Le falta algo- dijo pensativa- ¡Música! ¡Viejo agarrate que llegamos nosotras! ¡Explota esto!- decía mientras enchufaba su celular a los parlantes.

"Ahora a la disco la parte en dos,
Y al Dj le pide Dembow"

Sonaba en casa. Casa... ¡Qué lindo suena eso!

Desarmamos bolsos. Acomodamos nuestras cosas. ¡Dios! ¡Amo mi casa!

Me encontraba colgando mis camperas en el perchero, hasta que una inesperada melodía suena en mis oídos.

"Cae el sol en tu balcón,
y el ritual se terminó.
La verdad, es que no ha sido fácil.
La verdad, es que no ha sido fácil,
para los dos"

Me dirigí hacia la habitación de mi amiga. Que me miraba con el mismo sentimiento.

Sonaba Airbag.

Ella se dirigió al living, y cambió el tema. Fué un momento incómodo, pero lo pasamos por alto, ya que la alegría con la que cargábamos por todo lo sucedido ese día, era mucho más fuerte, que la depresión al escuchar esa canción. Esa voz.

El calor y la humedad, se complotaron y pudieron contra mi. Asique decidí cambiarme. Me puse un corto vestido de cuello alto a delgadas rayas horizontales, blanco y negro. Pegado al cuerpo, pero fresco. Con mis lindas ojotas Nike.
Recogí mi pelo en un rodete desprolijo, ya que realmente hacía mucho calor en la ciudad.

Sugerí a Giuli que vayamos a caminar y recorrer la zona.