[Cicatríces] Part. II

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NARRA GIULIANA.

Flashback.
No tenía ni la más mínima idea de la hora que era. El sol todavía no salía.
El rocío de la noche, hacía que mi piel se congelara poco a poco.

Anteriormente, nos bajaron de la tarima, y salimos del edificio.

La fiesta había concluído.

Se llevaban a cada una en autos diferentes. Intenté buscar a ___, pero unas manos encadenadas en mi cintura me impedían alejarme.

Estar afuera unos segundos, me hizo recordar lo lindo que se sentía estar libre. El aire. El ruido de la ciudad. Era como ver el mundo, por una segunda primera vez.

Me gustó tanto esa sensación, que sentí la necesidad de correr, de salvarme.
Pero fué en vano. Loan me sostuvo aún más fuerte, y bruzcamente me insertó en el auto.

Loan- ¿A dónde creías que ibas?- me abofeteó.

- A ningún lado- escupí.

Loan- Encima, ¿sos atrevida?- dijo.

Sentí su puño en mi ojo derecho. Luego en mi pecho, en mis piernas. Me destrozó. Una vez más.
Luego de eso, todo se tornó negro para mis ojos.

Fin del flashback.

Me desperté. Tuve la sorpresa de que, esta vez, todo estaba oscuro. No veía nada. No había luz.

[¡Por fín, no más luz neón!]- pensé.

Me quedé un rato en la cama. Esperando que alguien entre y me golpée, como sucedía todos los días. Pero no fué así.

Nadie entró. Nadie me golpeó. Nadie.

Pasaron horas. No era consciente de si afuera estaba de día, o de noche. Simplemente estaba ahí.
Encerrada. A oscuras.
Estuve todo el día así, sin ver. Sin escuchar. Parecía que se habían olvidado de mí.


NARRA GUIDO.

Flashback.
Hijo de su puta madre. Quería matarlo. Adoraba la idea de tenerlo cerca, y golpearlo hasta que deseara su muerte. Debí saber que era el. Debí haber actuado cuando pude.
¡Dios mío! No podía creer que la verdad estuvo siempre ante mis ojos, y no me di cuenta antes.

Al escuchar su nombre, miré a mis hermanos. La furia desbordaba de nosotros. Queríamos matar a ese mal nacido. Pero, no podíamos actuar sobre el impulso. Había que hacer las cosas bien, organizadas. Un paso en falso, y corríamos el riesgo de no verlas nunca más. Obviamente, no queríamos eso.

Quería hablar, pero me hervía la sangre. Quería encontrar a Loan. Matarlo era en lo único que pensaba.

Gastón- ¡La puta madre!- dijo golpeando la pared con el puño.

Patricio- A ese hijo de remil puta, le va a salir caro todo este jueguito- se notaba en exceso la bronca de mi hermano. Sus venas estaban bien marcadas.

Gastón- Bueno, pensemos- dijo volviéndose a sentar- Hay una fiesta que organizar. Hablamos con el, y le decimos que necesitamos un par de minas para el evento. ¿Hacemos así?- dijo sacándo su celular- ¿Llamo?

Evidentemente, tenía las mejores ocurrencias.

Patricio y yo asentimos.

Solo es imposible si lo crées. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora