Solo es imposible si lo crées.

Cap. XXII [Noches de Abril]

NARRA _____.
Primavera de Octubre. Me encontraba limpiando la cocina. Me encantaba sacarle brillo a las cosas. Mamá me envió unas copas negras que compró por internet, sabiendo que siempre quise unas así. Llegaron hoy, y fué mi perfecto motivo para ordenar la vajilla, y luego seguir con el resto.
Mi panza gigante me dificultaba al momento de los quehaceres. Giuli estaba a full con la facultad, así que yo me encargaba de la limpieza, o las compras. Obvio que siempre que ella tenía un tiempo libre, me daba una mano.
La estresaba verme en constante movimiento, más que nada por la beba. Sí, es una nena. En la ecografía de los cuatro meses, detectaron su sexo. Por supuesto, yo felíz. Siempre soñé con tener una hija. Cuando le dije a Patricio que sería una nena, su rostró se transformó. Eran sus ojos brillantes y aquella sonrisa inapagable. Al parecer, la noticia le fué de agrado.

Hace casi siete meses que no estamos juntos. Decidimos tomar caminos separados, por el bien de los dos. Por supuesto que nos vemos. Guido vive prácticamente acá. Y Gastón viene día por medio, por lo que en las reuniones "familiares", nunca falta su presencia. Además, al ser el mejor amigo de Giuliana, también venía por ella. No nos evitábamos, ni nos hablábamos mal. Directamente, no nos hablábamos. Salvo si era de urgencia, o si se trataba de mi embarazo. Para eso sí, estaba al pié del cañón.
Parece ayer, cuando estábamos acostados, y él me confesaba que estar conmigo era lo mejor que le había pasado en la vida, mientras acariciaba mi vientre de menos de un mes de gestación. En fín, recuerdos que nunca voy a poder olvidar, pero no perdía nada con intentar superar. Decidí que lo mejor para mí, era eso. Intentar progresar, sin él. Y es que por más de que lo intenté de miles de maneras diferentes, jamás pude perdonarlo por infidelidad.

Flashback.
Era una noche del mes de Abril. La noche del dieciséis de Abril, para ser exactos. Era mi cumpleaños. No me gustaba festejar. Nunca me gustó. Nos juntamos con los hermanos en el pent, pedimos pizzas y ellos trajeron las bebidas. Había tragos de todo tipo, aunque lamentablemente para mí, sólo habían bebidas sin alcohol. Y es que con el tiempo, me puse firme con mis límites con respecto a mi embarazo.
Pato se fué. Dijo que iba a ir a buscar una sorpresa para mí. Qué lo espere, que sólo tardaría algunos minutos.
Aquellos minutos se hicieron horas. Giuli se había ido a dormir a la casa de Guido. Gastón insistió en no dejarme sola, pero yo le dije que se vaya a descansar. Que esperaría a Pato.

Me acosté en mi cama, intentando dormir, pero no había caso. Me desvelé pensando qué pudo haberle pasado, como motivo de que no haya regresado, y que no responda a mis llamados. Estaba asustada.

Pedí un taxi. Con mi pijama holgado y mi vientre de casi un mes, me dirigí hasta su departamento. Eran las 5 a.m, yo subía por aquella cajita de metal. Estaba a punto de golpear, pero unas piernas largas se me adelantaron, mientras la puerta se abría. ¿Melisa? ¿De dónde salió ésta? ¿Por qué estaba acá?
Pude ver detrás de ella, a Patricio con el torso desnudo. La imágen hablaba por sí sola. No hacía falta explicar nada. Me quede estática frente a ellos. Melisa sonreía victoriosa. Él tenía los ojos bien abiertos. No esperaba verme ahí.

Ante aquel ataque de depresión, sólo procedí a darme la vuelta, y volver a mi casa. Dándole la espalda, a quien creí el amor de mi vida.
El ascensor iba a dos por hora. Quería salir rápido de ese edificio. No soportaba estar ahí. No quería, no... podía.

Caminé hasta mi casa, que quedaba relativamente cerca. Y al llegar, me hundí en mi cama por varios días. No comía, y sólo salía cuando no había nadie, o cuando todos dormían. Digo todos, ya que, durante esos días, Guido se la pasaba acá. Recibía llamadas diarias de Patricio, pero no las contestaba. Ni siquiera leía sus mensajes, sólo esperaba que se archivaran en mi casilla de textos. La depresión en la que había caído, era increíble. Debo admitir, que me esperaba todo de todos, menos, eso de él. Quiso dar explicaciones millones de veces, pero nunca lo escuché. No me interesaban los detalles de aquel encuentro indebido con su ex-novia.