Solo es imposible si lo crées.

[Cicatríces] Part. IV

NARRA GUIDO.
Era el reencuentro con mi gran amor.
Salí de bañarme, y opté por una remera blanca de mangas largas. Un jean negro, y mis Timberland grises. Alboroté mis rizos. Me puse un poco de mi perfume favorito. Colgué en mi cuello todos mis collares. Clásico. Y me puse algunas pulseras, que siempre usaba.

Pasé a buscar a Gastón, para ir juntos a la fiesta.

No iba a odiarlo de por vida. El amor de hermanos, me impedía mantenerme alejado de él. Los errores son comunes, y cualquiera puede cometerlos.
Dentro de mí yacía una pequeña parte de mi corazón, cargada de resentimiénto. Pero el amor que sentía por esta mujer, era mucho más fuerte.

Llegamos, todo estaba tal cual lo imaginé. Habían un par de personas, pero Loan aún así, no aparecía.

Gastón- ¿Y Pato?- preguntó observando la ausencia de mi hermano en el lugar.

- Se bañaba y venía. Eso me dijo- respondí- Se debe estar poniendo lindo para su wacha- dije algo gracioso.

Los chistes no existían después de todo lo que había pasado con las chicas.
Vivíamos serios. Algo abrumados. Tristes. No estábamos animados, para nada.

Gastón rió por lo bajo.

Cada vez había más gente. La pista central se empezaba a poblar de a poco.
Aún sin la presencia de Loan, ni la de Patricio.

Algo no andaba bien. Ya se estaba tardando demasiado.

Las puertas del ascensor se abrieron. Era él.

Apareció con su gorra para atrás. Su melena un poco alborotada. Un jean azul roto en las rodillas, y un sweater de lana color negro. Unos borcegos negros. Y una medalla de plata que colgaba de su cuello.

[Buen look, hermano]- pensé.

Su entrada hizo suspirar a más de una.

Gastón y yo, estábamos en la barra. Se acercó a nosotros, y se unió tomando una cerveza.

La noche caía, y esto era un verdadero quilombo. El techno se adueñó del lugar. La gente bailaba. Las luces sofocában.

Nos dividimos. No podían vernos a los tres. Mucho menos, juntos.

Pato se sentó en uno de los sillones, rodeado de minitas. ¡Qué raro!

Por otro lado, Gastón se perdió entre la gente.

Yo, me quedé sentado en la barra.

La cantidad excesiva de gente, me hacía imposible ver las puertas del ascensor.
Estuve un rato sentado ahí, hasta que mi amigo José, se acercó hasta donde me encontraba.

Disimuladamente, emitió un mensaje para mi recepción.

José- Ya están- continuó. Perdía su vista hacia la gente- Son las únicas que estan de negro. Fijate- dijo.

Mi corazón se aceleró. Mi princesa estaba ahí. Las ganas de tirar el plan a la mierda, e ir corriendo a buscarla, no me faltaban. La extrañaba y no existía una barrera que me interponga de lo que mi corazón sentía. Quería encontrarla, besarla, y recordarle lo mucho que la quería.

"Desesperado,
por encontrarte"

La busqué con la mirada, pero no obtuve respuéstas. No la encontraba.
Cada milésima de segundo que pasaba, hacía que mi corazón se acelere aún más. Estaba nervioso.

Pude visualizar una esbelta figura, dándome la espalda. Una bella mujer. Llevaba puesto un vestido negro largo, que rozaba sus talones. Estaba demasiado flaca.