Solo es imposible si lo crées.

Cap. XII [Muero por decirte que todo esto va a cambiar]

NARRA GIULIANA.
Otra noche más. No tenía la noción del tiempo, pero sentía que habían sido años desde la última vez que vi la luz del sol.

En estos días descubrí que Loan estaba involucrado en todo esto. Seguía sin creerlo. Jamás me lo hubiera esperado de él. No lo creía capáz.
Cada tanto venía, teníamos sexo y se iba. Me pegaba cuando me negaba, como todos.

Ya estaba acostumbrada a esto. A las drogas. A tener relaciones sin amor. A los golpes. A los maltratos. Mucha gente viva, y yo tan... muerta.

Esta noche me habían dejado ropa para ponerme. Lo cual me extraño demasiado. Me acerqué hasta ella. Era un pantalón corto de cuerina, muy corto para mi gusto. Un corpiño negro de tachas, y unas plataformas altas cerradas, también de color negro.

Xxx- Cambiate, que no tenemos mucho tiempo- escuché, pero no hice caso.

Me quedé acurrucada en la cama.

Entró Loan a la habitación. Sostuvo mi cuello contra la pared. Me estaba ahogando.

Loan- Te vas a cambiar, ¿me escucháste?- decía apretando mi cuello con más fuerza- Si nos sale bien este trabajito, me hago la re plata. Hoy bailás. Y vas a hacer todo lo que yo te diga, al pié de la letra. Porque si no lo haces...- dijo apretándome más aún- ya sabés lo que te espera.

Sacó un calibre 22. Lo colocó en mi frente.

Deseaba que disparara, acabaría con todo esto. De una vez por todas.

Se fué.

No entendía lo que me había dicho, pero algo me decía que por fín iba a salir de esas cuatro paredes.

NARRA LOAN.
Esto estaba cada vez mejor. Ya las tenía a ellas. Mis perlas. Esta noche tenía un trabajo bastante grande. Una fiesta.
Necesitaban bailarinas, y dispuse a ellas dos, y otras tres. La fiesta era en un penthouse de Puerto Madero. Muy cheto.

NARRA PATRICIO.

- ¡Ni en pedo Seba! Sabés lo mal que me siento. No estoy para fiestas. Ella me necesita, necesita que la busque- dije negándole con la cabeza a mi amigo- Pasaron casi tres semanas desde la última vez que la vi..- dije triste.

Sebastián- Boludo, no es por tirarte abajo. Pero en estos casos así, o no las encuentran más, o aparecen... muertas- lo miré con los ojos como platos. Iba a putearlo, pero tenía razón.

No imagino un futuro sin ella, la extraño. Lamento todo lo que pasó, haber sido un gil. Muero por volver a tenerla a mi lado. Y me mata la idea de no encontrarla, o encontrarla... muerta.

- No voy a dejar de buscarla, si es a lo que te referís- me limité a responder.

Sebastián- Bueno. Sabés que si necesitás algo, estoy. Siempre. 24 horas- dijo el pelado. Mi buen amigo- Y lo de la joda, pensalo. Tomamos algo, musiquita, un par de minitas. Pensalo- me guiñó un ojo- Necesitás relajar un poco. Vos y tus hermanos. Vayan un rato, dale.

Sólo asentí. No tenía muchas ganas de salir. Menos, en momentos como este.

Sebastián se paró para irse. Agarró su campera. Lo acompañé hasta la puerta, y se retiró de mi casa.

Me senté en el sillón. Miraba por la ventana.

¿Dónde estás ___?