Cap. XIX [Vos me das lo que hace falta]

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NARRA ____.
Pasaron dos semanas de aquella terrible noche. Las cosas están raras. Todos estamos raros.

Giuliana se la pasa encerrada en su habitación. Preparando cuadernillos para la facultad. Sólo sale para buscar comida, o para hacer sus necesidades. La última vez que hablé con ella para saber cómo estaba, me confesó que estaba confundida. La disputa entre los hermanos por ella, sólo le causó más confusión. Tiene en claro los sentimientos con Guido, pero esa noche, cuando su cuerpo y el de Gastón hicieron contacto, ella sintió mucho más que eso. Inexplicablemente, le pidió un tiempo a Guido. Quien está perdiendo la cabeza con el paso de los días. No se sabe nada de él, más que el hecho de que está en su casa, en estado depresivo.
Gastón se la pasa pintado. También solo. A veces nos escribimos, para no perder el contacto. Aunque, a decir verdad, no se lo nota ni un poco arrepentido de lo sucedido.

Sinceramente esta situación es estresante. Pato se puso la banda al hombro, entendiendo la situación de sus hermanos. Nosotros... Bien. Viene a casa todos los días a las seis de la tarde. Se sienta tras la puerta, y le canta a su mejor amiga. Con la esperanza de que Giuli abra esa puerta, y las cosas vuelvan a su rumbo. Inútilmente, intento tras intento, las cosas siguen igual.

Personalmente, hace varios días me vengo sintiendo rara. Antes de ayer cené pastas, pero las nauseas me impidieron finalizar. Ayer, lo mismo. Debo estar comiendo muy mal, porque me siento realmente mal. Los mareos a la madrugada, son de lo peor.

Necesito a mi amiga doctora. Ella siempre tiene la cura para todo. Tiene esa magia que lo cura todo.
De verdad, la necesito.

Hoy es jueves. Hace frío y está nublado. Me desperté a las 8 a.m. Salí de bañarme, y me puse una calza negra con un buzo Nike de color rosa claro, junto con un par de medias a tono.
Me preparé un té de hierbas y me senté en el sillón del living, para poder apreciar la vista. Saqué de mi bolso mis cuadernillos de la facultad, e intenté hacer algo. Estaba nublada, casi tanto como el día. La cabeza no me respondía. Seguramente era el mismo estrés.

Tomé mi celular. Le escribí a Pato.

-[Buen día amor❤️]
[Te despertaste?]

Luego de enviárselos, recordé que él había estado hasta tarde trabajando en las grillas. Por lo cual, probablemente esté durmiendo.

Fui hasta la cocina y batí un capuccino para Giuli. Quizás lo necesitaba. Preparé tostadas. Y puse varios frasquitos de dulces sobre una bandeja. Le escribí una nota.

"Un café y tostadas no reparan un corazoncito roto. Pero un abrazo de tu hermana, puede funcionar. Quizás el momento no sea ahora. Pero cuando estés lista, voy a estar tras esa puerta, con los brazos abiertos, sólo para vos.
Te amo y te extraño.
-_______.

Puse todo en la pequeña bandeja, y me encaminé en dirección a su habitación.
Toc toc. Golpeé su puerta.

NARRA GIULIANA.
No voy a salir. Ni aunque me traigan al mismísimo presidente.

Necesito trabajar en mis ideas. Tengo la mente alborotada. A Guido lo amo, con mi vida entera. Es quien me hace vivir de una manera diferente. Mejor.
A su lado el tiempo pasa lento. Nunca tengo miedo, mucho menos estoy asustada. Siento que muero si no estoy con el, y moriría por el si fuera necesario. Pero también siento que lo lastimo. No puedo estar en el medio. Quizás hice mal en meterme, y elegir entre uno de ellos. Siento que causé un daño irreparable.
Me asusté. Los bloqueé a los dos, para no saber nada de ellos durante el tiempo que sea necesario. Hasta no estar segura de qué es lo que me pasa con Gastón, no voy a dar falsas esperanzas. A nadie. Mientras tanto, me parece que es un buen momento para encontrarme a mí mísma. Prepararme para la facultad. Concentrarme en mí. Por una puta vez.

Solo es imposible si lo crées. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora