Cap. XXIV [No sé donde va este camino, tampoco donde quiero estar]

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NARRA GIULIANA.
La fiesta fué un éxito. Bailamos y nos divertimos sin parar. Tomé de más. Tanto, que terminé bailando arriba de un parlante con dos shoots de vodka en ambas manos. Fué una noche increíble.

Llegué a casa con Guido, buscando a _____, a quien no habíamos encontrado en el club.

Guido- Seguro se fue con Pato. ¡Parece que le funcionó el plan!- reímos.

Giuliana- Ya era hora de que se arreglen- dije mientras intentaba llegar al cierre de mi vestido- ¿Me ayudas?- lancé una sonrisa pícara a Guido. Quien me miraba con ojos de deseo.

Guido- ¿Cómo no?- dijo acercándose a mí, con una sonrisa en su rostro. Me volteé. El vestido resbaló por mi cuerpo, hasta quedar en el piso.

Giré sobre mis talones, y estaba mirándome a los ojos. Brillaban a más no poder. Tomé su rostro con ambas manos. Me acerqué lentamente y besé la comisura de sus labios. Luego acerqué mis labios a los suyos, a tanta cercanía que podía sentir el calor que emanaban. Me quedé ahí. No lo besé. Amaba hacer estos juegos con él. Provocarlo hasta el límite. Hasta que no de más.
Tomó mi cintura desnuda y enredó mis piernas a su cadera. Haciendo que nuestros cuerpos chocaran, causando una descarga que recorrió mi cuerpo de punta a punta.

Creo que no hace falta contar qué fué lo que sucedió después. Sólo puedo decir que fué un buen comienzo de nuestra luna de miel.

NARRA _____.
Atiné a levantarme, pero un fuerte dolor de cabeza me impedía hacerlo. Estaba recostada en el asiento trasero de lo que parecía ser una camioneta. Los vidrios eran polarizados, por lo que no podía ver mucho más allá. Solo sabía que era de día y que estábamos en ruta.

"Downtown" de JBalvin sonaba en aquel vehículo. No entendía nada. Tampoco recordaba a la perfección, lo que dificultaba aún más la situación.
Con todo el esfuerzo, logré levantarme de a poco. Mis manos estaban atadas tras mi espalda.
Verme el vestido, ayudó a recordar un poco más.
Pude sentarme. Los mareos y la nubosidad de mis ojos lo complicaban todo. Pude visualizar a quien parecía ser Loan manejando, junto a él se encontraba alguien de rostro familiar, pero no reconocía su nombre.

Xxx- ¡Amaneciste, bella durmiente!- dijo aquella voz. Loan.

_____- ¿Dónde estamos?- pregunté forcejeando la soga que mantenía unidas mis manos.

Xxx- Buena pregunta....- dijo quien se encontraba al lado de Loan. Al parecer, ni él sabía dónde estábamos.

Loan- Paseando...- dijo sin perder la vista de la ruta- ¡Pongan onda! ¡Nos vamos a divertir un montón!

Qué hipócrita.

______- ¿Por qué me haces esto, Loan?- dije atemorizada por lo que podía llegar a pasar.

Loan- Linda, si no te hubieras ido aquella noche, y te hubieras quedado conmigo. Si no hubiera llegado el pelotudo de tu novio a buscarte. Si me hubieras hecho caso, y las cosas hubieran salido como yo quería, no estaríamos acá. Seguramente en alguna playa del Caribe, tomando sol, tomando algo...-dijo. Yo no lo podía creer. ¡Este hombre estaba loco!- Pero... Como las cosas no se dieron así, estamos acá.

Sin hacerle caso a sus palabras, miré a mi alrededor, intentando descifrar el lugar en el que estábamos. No había caso, era un descampado infinito.

Loan- No te esfuerces, no hay nada- dijo lanzando una risa un tanto malévola- A 50km, hay un pueblo chico. Vamos a parar a cargar nafta, así que te vas a comportar, y vas a bajar. Tranquilita, ¿sí? Vos sabes lo que puede pasar si no haces las cosas como te pido. No me pongas en el rol del malo amor, por favor- dijo mirándome por el espejo retrovisor.

Solo es imposible si lo crées. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora