Solo es imposible si lo crées.

[¿No lo ves? Es tu fascinación] Part. III |El reencuentro|

NARRA GUIDO.
Cuando Pato se llevó a su piba, me quedé solo con Giuli.

Esta mina era una locura. Tenía un cuerpazo. Cinturita 10. Un fuego.
Realmente hermosa.

La miraba, y parecía de mentira. No encontraba ningún defecto. Era preciosa por donde la mires.
Estaba tremenda.

Guiliana- ...Guido...¡Eu!.... ¡DAME BOLA!- dijo riéndo con el celular en la mano.

Estaba perdido en sus encantos. Tan perdido que no noté que me hablaba.

Guido- ¿Qué paso, linda?- dije mirándola.

Giuliana se sonrojó.

Giuliana- ¿Qué comemos? Te estaba preguntando.

Guido- Lo que tengas, Giu.

Giuliana- Te decía para pedir. ¿Pizza?

Guido- Dale- dije mirándola mientras hablaba por teléfono.

Cortó.

Me acerqué a ella y la abracé por la espalda. Ella se dió vuelta, quedando así, frente a frente. Mirándo nuestros labios, estándo tan cerca, no había mucho más que hacer. Sin más vueltas, la besé. Era uno de esos besos que empiezan tranqui, y después terminan desaforadísimos.

Terminó siendo un beso desenfrenado.

Ella sentada arriba de la barra en la cocina, con sus piernas enredadas sobre mi cadera.

Guido- Vine, porque tenía ganas de verte...-la besé de nuevo- y pedirte perdón, por como te traté esa noche.

Ella me miraba.

Giuliana- Yo debería pedirte perdón. Me las re mandé y...- no dejé que terminara de hablar, la besé con brutalidad.

Era un beso desesperado. Sus labios encajaban perfectamente con los míos. Como si complementaran. Un beso, de esos, de reencuentro.

Bajé mi mano por su espalda, acercándose a su short. Acaricié su cuerpo por encima de la ropa.

NARRA GIULIANA.
Esos ojos, que me miraban intensamente, fueron lo último que vi. Lentamente me cargó y me llevó hasta el sillón, donde me recostó.
Su mano recorría todo mi cuerpo, causándome pequeñas descargas.
Este chico hacía mágia con las manos.
Dejé de lado mi papel de nena buena, y entrelacé mis manos en su pelo.
Gimiendo en su oído.

El beso se hizo más intenso. Comenzamos a liberarnos de nuestra ropa. El recorría mi cuerpo con sus besos, yo temblaba bajo los mísmos.
Mis deseos estaban a flor de piel. Mi cuerpo pedía a gritos su nombre. Necesitaba de él.

-Guido... p... por favor- tartamudeé.

Guido- ¿Segura?- preguntó mirándo fijamente mis ojos.

Subí mis caderas en busca de él, como respuesta.  Ya conocíamos este juego. Los dos sabíamos en qué terminaría.
Estaba haciéndome desear rozando su miembro contra mi feminidad.
Sentí un ruido de un paquete abriéndose.
El entrando en mi.
Vi las estrellas. Era realmente bueno.
Lo que pasó después, no tuvo explicación, simplemente puedo decir que fué mágico todo lo que estaba viviendo con el.

Terminamos tumbados los dos en el sillón. Él sobre mi.
Felíces. Felíces de este reencuentro. Siendo uno. Piel con piel.