¿Qué es el amor? (Otabek x Yuri x JJ)

26

En cuanto Pichit entró por la puerta, agarró su teléfono y comenzó a hacerles fotos a la pareja mientras les saludaba eufórico, pillando cada plano que podía sacar de las tres personas del comedor. Chris y Vicktor aprovecharon la ocasión, y pusieron morritos. Yuuri sonreía con timidez.

Celestino y Otabek esperaron a que acabara con su ritual ceremonial de saludo, uno para saludar al futuro matrimonio y otro para hacer notar la anuncia de alguien cuando vio que Kot se acercaba a saludar.

-¿Y Yuri? -preguntó Pichit cuando Yuuri consiguió que dejara el móvil-

El tailandés se le adelantó.

-Se ha ido a por Karlsonn -dijo Vicktor-.

-Pues se ha dejado el móvil en la mesa -apuntó Otabek-.

-Si está con Val, él siempre lo lleva pegado a la oreja -dijo Chris bajando la mirada-.

-¿Y cuando nos vamos? Tengo muchas ganas de hacer de padrino -dijo Pichit emocionado-. Oh, Celestino, no olvides sacarme fotos.

-Tranquilo, chico -dijo frotándole la cabeza-, me sé las instrucciones que me has dado de memoria.

Y así era. Por el camino, Pichit le había estada repitiendo miles de veces como sacar fotos perfectas aprovechando los ángulos y la luz. Y las expresiones que mejor le quedaban a él en sus selfies para que Celestino intentara plasmarlas en las fotos.

Desde luego, pensó Otabek, el más emocionado de todos parecía el tailandés. No paraba de dar vueltas alrededor Yuuri con Makkachin siguiéndolo.

-Pues yo me voy ya -anunció Yuuri nervioso-. Ya estarán todos los invitados. ¿Os venís?

Pichit asintió dirigiéndose hacia él. Celestino lo siguió. Otabek iba a hacer lo mismo cuando una mano lo detuvo.

-Vente a recoger el pastel -dijo Vicktor-. Vendrá bien tu equilibrio.

Otabek asintió y se despidió de aquellos que salía por la puerta.

-¿Tú no te vas? -le dijo a Chris-

-Como padrino es mi deber seguirlo en todo momento. ¿Y si se despeina? Tiene que estar inmaculado. Llevo un traje de reserva en el coche y todo.

Aunque Chris parecía preparado para todo, no estaba ni de cerca tan emocionado como el resto.

-Voy a darme los últimos retoques -anunció Vicktor-.

-Te acompaño -dijo Chris-.

Ambos se metieron en la habitación mientras Otabek se sentaba en la mesa. Empezó a juguetear con su móvil cuando el de Yuri empezó a sonar.

Otabek lo ignoró. Pero volvieron a llamar.

Y otra vez.

Y otra...

-¡Coge el maldito teléfono! -gritó Vicktor-

-¡Pero es el de Yuri! ¡No le haría gracia!

-¡Me da igual! ¡Luego le explico yo la situación si hace falta, sino no va a parar de sonar!

Otabek bufó y contestó:

-¿Si?

-¿Yura? -preguntó una dulce voz de mujer-

-Yuri no está. Se ha ido hace un rato. Yo soy...

-¿Otabek?

-Sí -dijo sorprendido-. Si no te molesta que te pregunte, ¿cómo lo has sabido?

-Por vuestra competición de patinaje -dijo alegre-. Cuando empezamos a salir, Yura y yo nos vimos todas las actuaciones. Aunque Yura quería saltarse las entrevistas, yo insistí en verlas. Además, Yura me describió como eras, y dijo que ahora estabais en la misma casa.