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Vaya mierda de noche. O eso pensó Micky. Primero Yuri estuvo hasta las tantas con la ventana abierta mirando "el maravilloso cielo nocturno", como él mismo había dicho, y entraba un frío aterrador. Incluso llegaron los tres de la fiesta y aún no la había cerrado. Micky se tuvo que quejar seriamente para que la cerrara. Luego, Yuri no paró de moverse. El crío se estuvo imaginando como Otabek podría habérselo montado con cualquiera. Y eso no era una invención de Micky; el propio Yuri se lo confirmó. Y aunque Yuri también estuvo intentando obligarlo a admitirlo, Micky sabía muy bien que no tenía celos. Si al estúpido le daba un flechazo por ahí, mejor. Así no tendría que aguantar escenas incómodas, como cuando lo del hielo o lo del secreto. Emil le importaba, tanto como cualquier otro amigo. Pero no sentía por él lo que se dice amor, solo cierto cariño. A ver, era un buen tío, obediente, leal, puede que algo indefenso, lo que le aportaba ternura... Pero no es que se sintiera atraído sexualmente por él. Nunca lo vio como otra cosa más que el pretendiente de su hermana, aunque más tarde se enterara de que era gay, aunque Micky acabara besándolo o llorando en sus brazos. El estúpido solo era un feliz chico que le aportaba algo a su vida. Era un idiota que estando a su lado lo hacía sentirse cómodo, hasta que se le ocurrió mostrar sus sentimientos. Y eso no podía ser amor, ¿no?

Yuri se movió y le soltó un codazo en la mejilla, espabilándolo por completo. Ahora le dolía la herida. Micky sabía que intentar despertarlo por su nombre era peligroso. Así que lo empujó con el pie intentando no molestar a Kot y haciendo que Yuri cayera sentado al suelo.

-Joder, Micky...

-Te aguantas. Es la venganza.

Micky se levantó de la cama y se desperezó. Miro a Yuri.

-¿Vienes?

-Voy a seguir durmiendo...

Yuri se giró, puso ambos brazos sobre la cama, luego una pierna y, tras un pequeño impulso, se subió a la cama. Agarró al gato y lo abrazó.

-¿Mala noche?

-Cállate.

Micky soltó una risa por lo bajo y salió del cuarto. Bajando por la escalera vio a Chris en el sofá. Se le caía la baba y todo. Ni siquiera se molestó en cambiarse o abrir el sofá-cama. Que mala era la fiesta...

Una vez en el comedor, oyó las voces de Emil y Otabek en la cocina. Eso no le impediría coger hielo para la cara.

Casi en la puerta Micky fue capaz de distinguir sus palabras.

-Vega, pillín. Admite que te moló el chico del jersey amari... -dijo Otabek mientras Micky entraba-

Otabek se calló de golpe y junto con Emil, miraron a Micky.

-Por mi nos os preocupéis -dijo Micky-. Solo venía a por hielo.

Se acercó al congelador y sacó la bolsa que ya había utilizado antes. Entonces se levantó y se dirigió a la puerta.

-Micky... -intentó llamarlo Emil pero el italiano ya había salido por la puerta-

Emil fue a seguirlo, pero Otabek lo agarró por el brazo.

-No tienes que justificar nada.

-¡Joder, Otabek, que tú hayas tirado la toalla no significa que yo tenga que hacer lo mismo! -se zafó del agarre-

-No la he tirado. Aún quiero intentar algo con él.

-¿Seguro? Por que yo creo que sí. Muy bien, sí, te gusta Yuri. Pero no haces nada por acercarte a él.

-Y el beso de ayer, ¿qué? -espetó Otabek-

-Sabes tanto como yo que fue de casualidad. Solo le has regalado un libro con la esperanza de que sea él quien se tire a tus brazos.

¿Qué es el amor? (Otabek x Yuri x JJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora