C 3: Primer ataque

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-Hemos buscado mucho tiempo...- Kagome observa con preocupación a Sesshomaru -Debo regresar al templo...

-Has lo que quieras- dice con desdén mientras se adelanta.

-¿Te quedarás para seguir buscando?- subió a su bicicleta.

Taisho no contestó, Kagome suspiró y se fue, debía preparar el almuerzo para su abuelo y Sota antes que se vayan al hospital.
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-¡Abuelo, Sota, ya estoy en casa!- anuncia entrando en el hogar.

-Bienvenida hermana- sonríe el chico de cabello negro -El abuelo está afuera limpiando el templo

-Bien, comenzaré con el almuerzo- se coloca un delantal -¿Podrías darle de comer a Buyo?- pregunta la joven sacando una lata de comida para gato de un estante.

-Claro hermana- toma la lata, la abre y le sirve al felino en su tazón -¡Buyo, hora de comer!

El gato apareció de inmediato, comenzó a comer mientras el niño le observa sonriente.
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Sesshomaru seguía la búsqueda de las espadas, llamaba la atención por donde iba por sus ropas y aspecto, él no lo notaba, su concentración estaba en una cosa, encontrar las espadas, con Colmillo Sagrado no podría hacer nada, era una espada sin filo e inútil.
Llegó hasta el parque Ueno, no se percató de lo mucho que había caminado. Se quedó sentado en la raíz de un árbol de cerezo del parque, observó a los humanos, todo era tan distinto al lugar del que venia, pudo divisar unos cuantos yokai, parecía que eran invisibles para todos esos humanos torpes alrededor. Ya no habían chozas si no estructuras enormes que se alzaban al cielo, los campos verdes ahorran eran calles y los seres humanos dominaban.

-Eres muy osado Daiyokai- dijo un anciano.

Taisho le restó importancia siguió analizando ese nuevo y extraño paisaje frente a él, le intrigaba demasiado.

-Ni siquiera te disfrazas como los demás- lanza el anciano -¿Quieres ser purificado?

-Largo- le miró amenazante.

El anciano que resultó ser un monje tembló de miedo, prefirió retirarse, ya entendía por qué ese yokai no se escondía, su yoiki era extremadamente pesado.
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Tienda

Midoriko observaba el libro que usó antes para dar su explicación, podía ver la ilustración de ella recibiendo la perla de Shikon, suspiró.

-Sé que tú estás tras todo ésto...- pasó la página y observó la imagen en ella -Tú lo hiciste y no te lo perdonaré jamás...- cerró el libro de golpe.

-Señora...- Shippo parecía preocupado -La chica tuvo un problema...

-¿Cuál?- pregunta la mujer con serenidad.

-Algunos de sus dibujos se perdieron cuando estaban a punto de materializarse...

-Eso no me gusta, ¿Sabes qué dibujos eran?- Midoriko también comenzaba a preocuparse.

-Ummmm- el zorrito hizo memoria -Eran... confusos, desde donde estaba no pude observar bien... lo siento- se desanimó.

-Está bien Shippo... lo mejor será que no dejes de seguirlos, mañana ve con Kirara- concluye la miko.

-Sí- sonrió.
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En algún lugar de Tokio

-¿Qué harás con ése fragmento Naraku?- interroga una voz femenina al hombre que permanece sentado observando todo desde el pequeño espejo plateado.

-Muy simple, le daré a la pequeña Kagome algo de acción- estruja el fragmento color rosa en su mano -¿Tienes el dibujo?- pregunta a la mujer.

-Los tengo todos, fue tan tonta de tirar todo el libro a la basura cuando se estropearon- asegura la fémina.

Tal como te imaginé (Sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora