C 22: Dominio

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(He vuelto....!!!!!! Me extrañaron?
Regresé con un nuevo capítulo, espero les guste, ^-^)

Una nube roja se arremolina en el cielo, comienza a llover sangre.

-Aún no es el indicado- menciona Inuyasha centrando su atención en Taisho -Entonces debe ser él...- sonríe macabro...
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Sango y Miroku peleaban contra aquellas criaturas de ultratumba. La castaña a pesar de la máscara sentía que se sofocaba, con cada uno que mataban el miasma salía estrepitoso contaminando más el ambiente, Miroku estaba igual de afectado pero no lo demostraba, se centraba más en cuidar de su querida Sango y Shippo que se aferraba a su espalda.

Sesshomaru buscaba desesperado a la miko, su espada parecía tener un problema, Tokijin iba perdiendo fuerza por alguna razón.

Inuyasha sostenía a Sounga  (su apariencia era como en la película n#3 cuando Sounga lo poseyó) sus ojos rojos se clavan en Taisho, estaba distraído, perfecta oportunidad para atacarlo, una vez que le tuviera cerca podría apoderarse de él, Taisho era un ser simple después de todo, entregale lo que desea y lo tienes, al menos es lo que Sounga piensa.

Apenas da dos pasos cuando Kagome se interpone, ella sabía lo que aquella espada deseaba, no se lo permitiría, su sueño no se cumpliría.

-La pequeña miko- dice Inuyasha... -Debo agradecerte el que me trajeras a éste mundo, es más fácil de conquistar que el sengoku, allá estaba atrapada por Saya en la funda, Inu no Taisho jamás aprovechó mis habilidades, su primogénito no lo hizo antes, lo hará ahora...

-¡Éso no es cierto, no conquistaras nada, eres sólo parte de una historia que yo inventé, no dejaré que le hagas daño a nadie...!

-Pero Kagome...- sonríe -No es imaginación si no recuerdos...

-Por favor...- mira a su amigo suplicante obviando lo que la espada acababa de revelar -Inuyasha reacciona, sal del trance...

-No retrases las cosas...- da un paso.

-¡No te dejaré!- le apunta, la flecha está lista.

-Tú no puedes evitar lo inevitable...- frunce el ceño -¡Apartate mujer!- se mueve a gran velocidad poniendo fin a la distancia que les separa, le abofetea tirandola al suelo quebrando la máscara y dejandole una sombra morada en su rostro -No te metas, o te mataré- amenaza.

Sigue su camino.

-¡No!- sostiene el pie de Inuyasha, se aferra a él -¡SESSHOMARU, VETE!- grita con todas sus fuerzas.

El mencionado escucha el grito, aprieta su espada con fuerza y lanza un ataque devastador que le abre paso entre los enemigos, ve a la joven aferrada al pie del hanyou quien sostiene la espada de los infiernos.
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Naraku conduce el auto que el dueño del hostal le prestó.

Sus pensamientos no se apartaron de su amada Midoriko, si tan solo él no hubiera sido un simple lacayo enamorado de la lady Midoriko, si tan solo aquel hombre no se hubiera interpuesto, si tan solo su hija...

Golpea el volante.

¿Qué estaba haciendo?
¿Estaba dañando a aquella persona que fue fruto de su amor?, y es que... la joven... Su parecido, ¿Así habría lucido su pequeña si hubiera llegado a ésa edad? Sin embargo su parecido le hacía odiarla más, desear que ella estuviera muerta en lugar de su pequeña. ¿Quizás hasta era ella...?, ¡Imposible! eso significaría que estaba mal lo que hacía, no, la perla le indicó lo que debía hacer, entonces tendría todo...

Ya estaba por llegar al hostal, energía maligna le golpeó de pronto, frenó, salió del auto.

-Sounga...- reconocería ésa espada y presencia donde fuera -¡Maldita sea...!- sube al auto y acelera a fondo -Eres una estúpida imprudente, desataste ése poder en éste mundo sin saber bien lo que es, estúpida humana...

Tal como te imaginé (Sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora