C 47: Recuerdos, boda, recuperar

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Varios días después

Era un hermoso día de primavera, los pétalos de las flores bailaban para el cálido viento, irían a parar a algún lugar lejano. Kagome respira el aire puro del prado, le encantaba muchísimo la primavera, era cuando todo florecía y... cuando las cosas re nacían, todo podía pasar, el comienzo o final de algo.

Sesshomaru le observa desde lo lejos cuidando estar contra el viento, ella por ser híbrida podría sentir su olor y no quería ser descubierto acosando a aquella insignificante mujer, ésa hanyou de ojos brillantes y alegres color del zafiro, ésa mujer cuyos cabellos se mueven rebeldes con el viento llevando hasta él su embriagante olor. Desde que la vio, no pudo dejar de pensarle y vagas visiones de un mundo extraño con ella se le clavaban en la mente taladrandole hasta el punto de la locura. No soportaba ésa incertidumbre. Recordaba besos, caricias, sonrisas, olores, sensaciones, hasta podía sentir su boca recorriendo aquel cuerpo hermoso. Estaba definitivamente descalabrado, ya no sabía ni entendía nada.

Observa a la chica sonrojarse, llevar uno de sus delicados dedos a su boca de terciopelo y... cerrar los ojos. ¿Qué pensará? Algo de nuevo se acrecenta en su interior haciéndolo erisarse.

-He soñado que me besas desde ése día...- susurra Kagome aún tocando su boca, se le eriza toda la piel.

Desde atrás alguien se acerca, pone sus manos en los ojos de la chica.

-¿Quién soy?- preguntan en su oído.

-Inuyasha- sonríe.

-Siempre me descubres- toma asiento a su lado -La primavera terminará pronto- suspira.

-¿Y hay algo que quieras hacer antes de que termine?- pregunta ya sabiendo la respuesta.

Taisho rechina los dientes furioso por lo que ve, el inútil de su medio hermano está con ella. Por la distancia y lo bajo de su conversación no logra distinguir lo que dicen y eso lo irrita.

Él menciona algo, ella suelta un grito, abraza al híbrido con felicidad y le planta un beso en la mejilla. No quiso ver más. Se fue de allí.
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Palacio de la luna

Irasue se dirige a la habitación de su hijo. Inu no Taisho acababa de llegar y escuchó lo mismo que la demonesa, también se dirigió al lugar. Ella deslizó la puerta, vio a su hijo con los ojos inyectados en sangre destrozando todo, los zarpazos se veían en la madera del suelo y paredes, las puertas estaban rotas, todo era un caos.

-¿Qué tienes cachorro?- nunca vio a su hijo en tal estado.

-¡Ése imbécil tiene algo que yo deseo!- la voz profunda y ronca le hizo ver que Yako lo controlaba y estaba furico.

-Dime lo que es- necesitaba calmarlo.

-¡A ELLA!- ruge.

Inu entra en ése momento. Ve el destrozo.

-Sesshomaru... ¿¡Qué te sucede!?- pregunta impactado.

-¡Aléjense!- exige.

-Hijo...- la mujer trató de tocarlo pero él se volvió una esfera de luz y desapareció.

Inu no Taisho se le acercó y la abrazó.

-Deja se calme, ya volverá...

Ver así a su hijo mayor era inaudito, él jamás perdía el control, ni siquiera en la más feroz batalla.
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Sango, Hitomiko, Kagome y Midoriko conversan amenas en la cabaña de la sacerdotisa.

-Entonces, ¿Es oficial?- recalca la castaña -Se casarán

-Así es- sonríe la oji azul -Inuyasha me lo dijo en la mañana cuando fui al prado

Tal como te imaginé (Sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora