C 11: Salvar

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(Holis de nuevo mis querids lectors, perdón por perderme tanto, pero ya estoy de vuelta con más capítulos ^-^.....

Escritora sentada en una silla de directora y con un megáfono

Escritora: muy bien damas y caballeros a sus lugares, hora de comenzar con la historia...

LUCES, CÁMARA, ACCIÓN. ..!!)

Taisho miró a las humanas llorar por la torpe miko, un hilo de sangre salía por su nariz, manchaba su mejilla blanca, su labio inferior estaban rojo por la sangre que salía de su boca y sus ojos estaban fijos en un punto, él. Ella estaba muerta, Kagome murió con los ojos abiertos, viéndolo.

Taisho sintió debilidad en su cuerpo, él también moriría.

Después de todo... ellos estaban conectados, si ella moría, él le seguiría.

Sango y Rin lloraban desconsoladas, Kagome, muerta, no era ningún sueño, ninguna broma.

Sesshomaru dio tres pasos para estar de frente al cuerpo, sus pisadas en los charcos de agua hacían eco en todo el estacionamiento, algunos curiosos miraban con pena la escena. Él se detuvo cuando su calzado pisó la sangre, su cuerpo comenzaba a hacerse transparente y varias chispas negras se desprendían, volaban al viento y desaparecían, si no se apresuraba no sería más que una chispa negra disolviendose en el viento, miró fijamente aquellos ojos azules, ya no eran como un cielo despejado, ahora estaban ensombrecidos por un gris sepulcral, tristeza y pesar guardados en orbes azul ceniza.

Supo debía darse prisa, él no estaba listo para morir todavía y aparentemente ella tampoco lo estaba, por eso esa expresión en su rostro sin vida, profunda tristeza. Si iba a hacer algo debía ser rápido porque desaparecería dentro de poco.

Blandio su espada, Colmillo Sagrado palpito enseguida, pudo ver a los mensajeros del más allá, les cortó de tajo.

Ya casi desaparecía pero lo logró. Logró devolverle la vida a ella, la mujer que le hizo el mismo favor al crearlo.

El color regresaba a las mejillas de la joven y sus heridas sanaban, aquellos ojos de nuevo resplandecían, parpadeaban pesadamente, Higurashi fue revivida, revivida por aquel yokai de mirada fría.

Sesshomaru también volvía a ser regenerado, su cuerpo comenzaba a tornarse normal, sólido.

Sango abrazó a su amiga con fuerzas, lloraba de felicidad, Rin hacía igual, por un instante pensaron en que le habían perdido.

-¡Kagome, gracias al cielo, estás viva!- Sango no podía parar de llorar.

-¡Señorita Kagome...!- gimotea la pequeña -Pensé que la había perdido- le abrazó.

-Estoy bien- acaricia el cabello de la niña, la voz le salia ahogada -Perdón por preocuparles...- sonrió para su amiga.

-Debemos irnos- Taisho terminó el emotivo momento.

Sango ayudó a la azabache a ponerse de pie.

Kagome miró al daiyokai con una dulzura distinta a la que siempre le dedicaba a todos, caminó hasta él.

-Gracias por la ayuda Sesshomaru- sonríe tomando la mano de su compañero que aún sostenía la espada -Creo que Tenseiga es más útil de lo que imaginaste- toca la hoja de la espada y ésta brilla con intensidad.

Taisho arqueo una ceja mientras las jóvenes se extrañaban ante el brillo inusual.

Después la luz fue atenuandose, aquello fue singular pero no le dieron mayor importancia ya que no observaron nada más. Recogieron las bolsas de compras y se fueron.
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En algún lugar de Tokio

Tal como te imaginé (Sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora