Tal como te imaginé (Sesshome)

C 25: Recobrar

Todos los que salieron se estremecieron ante la destrucción de la ciudad, cadáveres de personas inocentes, ríos de sangre, la vegetación marchita, el cielo bramando, monstruos destruyendo cada edificio y asesinando.

Debían detener a Taisho, cuanto antes.
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Sub consiente de Sesshomaru

《¿Por qué siento éste frío calarme hasta el alma?》

El vacío en la mente del daiyokai comenzaba a asfixiarle. El interior de su cabeza estaba oscuro, algo faltaba, él presentía que algo faltaba. Sesshomaru camina por la oscuridad de su interior, sus pisadas hacen eco en todo el inmenso vacío, de repente, se ve frente a un prado de flores silvestres.

"Una pequeña de diez años jugaba en aquel hermoso lugar bañado por la luz del sol. Cabellos negros y ojos azules. Se le hizo conocida, ¿Dónde la había visto antes?

-¡Ven!- llama la madre, una mujer vestida de miko -Debemos irnos...

-¿Por qué?- cuestiona la pequeña, no deseaba irse.

-¡Kagome debemos irnos!- la toma del brazo -Los yokai están por llegar- alza a su hija en brazos y hecha a correr.

Taisho las sigue hasta que siente que algo va tras ellas y la miko es interceptada por varios yokais. Abrió sus ojos de par en par impactado, a la cabeza estaba él.

-Pagarás por tus crímenes e insolencias contra el reino del oeste miko- dice el peli plata, empuñaba a Sounga y daba un escalofrío indescriptible su semblante. Él controlaba a la espada, no fue absorbido por su oscuridad.

-¿No hay nada que pueda decir en mi defensa?- pregunta la miko.

-No- responde Taisho.

-Ya me juzgaste y sentenciaste sin escuchar mis argumentos...

-No hacen falta, yo lo vi y no me puedo equivocar

-De nada te servirá ésa espada- apunta con su cabeza a Sounga -Soy inmortal...

-Ya veo- Sesshomaru sonríe macabro -Entonces te quitaré a un ser querido tal cual tú lo hiciste

La miko palidecio, estruja a su pequeña hija contra su pecho y tenta escapar.

Los yokais la rodean, ella usa un campo de energía espiritual para protegerse. La niña se aferra a su madre con ahínco, las lágrimas se asoman.

Taisho con un ademán le indica a uno de sus guerreros que ataque. El yokais lanza varios diamantes que penetran el campo de la miko y le lastiman. Los otros yokais se abalanzan sobre la mujer, ella suelta a la pequeña y se alista para pelear, no se da cuenta que usando su gran velocidad Taisho ha capturado a la niña hasta que ella grita.

-¡No!... ¡Kagome...!- exclama la mujer.

La miko quiso salvarla pero sin el más mínimo remordimiento Sesshomaru clava la espada en el corazón de la niña y la mata.

-Éso fue por mis padres...- sentencia sacando la hoja de la espada.

Por un instante los ojos azules de la niña le hicieron sentir pena, culpa, pero ya no había nada que hacer, estaba muerta.

La madre ataca a Sesshomaru en un arrebato de furia incontrolable, Taisho se defiende y logra herir a la mujer.

Ella cae al suelo ensangrentada pero viva, la perla estaba sanando sus heridas.

-Tendrás que vivir con el peso de la muerte de aquel ser al que debiste proteger, te pago sangre con sangre miko...- Sesshomaru se retira junto a sus guerreros.