C.E. 2: El tiempo

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Los engranes del reloj se mueven, las agujas marcan la hora, las campanas suenan... el tiempo corre como aguas, fluye imparable, lo dirige y lo rige todo, el tiempo todo lo sabe y todo lo cura. Cuando suenen las doce y los campanasos repiquen jaleantes, entonces, la grieta se cerrará para borrar lo que nunca debió ser...

Kagome se siente extraña, levanta la vista, está en una habitación llena de engranes, relojes sonando en su intermitente tic tac y relojes de arena cuyo contenido parece no disminuir. Se pone de pie, el piso es negro con pequeños puntos, es como ver a tus pies un hermoso cielo estrellado.

-Los segundos se escurren pequeña híbrida- menciona un sujeto, alto, muy delgado, su larga barba blanca le daba al pecho, vestía hermosas ropas estilo japonés feudal, muy elegante. Sus ojos parecían lo que deja atrás el estallido de una super nova, dos par de nebulosas cósmicas, penetrantes e infinitas.

Kagome lo observó intrigada, las palabras no salían de su boca.

-El flujo del tiempo no se puede alterar Kagome- dijo el anciano -El universo tiene reglas...- se acerca para ofrecerle su mano -Camina conmigo

Ella acepta todavía fuera de sí. Se mueven por un corredor, el sujeto chasquea los dedos, el techo se ilumina con velas, suena una melodía calma, violines.

-Tú y tu esposo debían vivir, pero...- posó su otra mano en la de la mujer -Tus padres y los suyos no, nunca debieron llegar hasta éste momento, Hakudoshi no debía existir, Rin debía morir, Inuyasha y Kikyo debían morir más adelante, tú y Sesshomaru no debían estar juntos... Su descendencia no tiene lugar en éste mundo, ninguno de los descendientes de aquellos que debieron fallecer...- sus ojos parecen absorber a la joven -Hay que restablecer el orden de las cosas querida...

-¿Cómo?- alcanza a articular.

-Sólo hay dos caminos...

-¿Cuales?- algo en su pecho dolía, temía la respuesta.

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Yako vuela por los aires, debe encontrar a sus padres, debe encontrar a su esposa. Sus cuatro hijos le siguen de cerca transformados.

Al fin visualiza el barrio, está llegando a la casa donde se encuentran sus progenitores. Desciende, corre apresurado, toca la puerta pero nadie atiende, ruge molesto, salta hasta la ventana y le quiebra para entrar. Sus padres estaban dormidos pero ante la intromisión se sobresaltan. Inu no Taisho enciende las luces.

-¡Por kami!, ¿Sesshomaru?- exclama el hombre.

-Necesito su ayuda- dice él alterado -¡Rápido!

Ambos se ven consternados.

-¿Qué necesitas cachorro?- pregunta Irasue.

-¿Dónde está el lugar donde suenan las campanas?- pregunta.

Inu no va por su bata, le extiende la suya a su esposa que parpadea incrédula.

-¿Dónde escuchaste eso?- pregunta ella levantándose y colocándose la bata.

-Sólo dilo si lo sabes maldición- pasa su mano por el despeinado cabello.

-No conozco su ubicación... es un lugar sagrado... el hogar de un ser inmortal- aclara la demonesa.

Kurogane, el mayor de los hijos Taisho, escuchó tras la puerta de la habitación.

Si su abuela Irasue no sabia, quizás Midoriko si. Se fue corriendo dejando atrás a sus hermanos.

Sesshomaru saltó por la ventana no sin antes pedir a sus progenitores investigar lo que pudieran sobre el lugar y sobre la orden de asesinar a Kagome emitida por los yokais regentes. Se marchó.

Los tres jóvenes yokais hijos del peliplata entraron en la habitación de sus abuelos. Informaron lo ocurrido.

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-Entonces... querida Kagome, ¿Qué decides?- pregunta el anciano. El sonido de las campanas de miles de relojes inunda el ambiente.

-¿Por qué yo...?- dice ella preocupada.

El hombre alza la mano, aparece a su lado la figura de Magatsuhi, permanece dormido.

-¡Creí que estaba muerto!- exclama anonadada.

-Casi, todavía hay soplo de vida en su interior

-¿Qué tiene que ver el...

-Ambos corrompieron el regalo de los dioses con sus deseos y ambiciones- miró al demonio dormido -Él se apoderó de la perla y la ensombrecio y tú- clavó sus ojos en la mujer -Cambiaste el flujo de las cosas con tu deseo, aunque bien intencionado no deja de ser un deseo obcenamente ambicioso, la magia tiene un precio niña- termina -¿Qué harás?

-La encontraré...- termina bajando la mirada -Encontraré la perla para usted y pagaré el precio

-La mitad ya fue saldada con su sufrimiento anterior, falta la otra mitad- alza su mano frente a Higurashi -Espero puedas ver las señales para descubrir el lugar donde terminó el regalo de los dioses luego de tu deseo...- bajó su mano para abrir un portal medium -Ten cuidado con tus habilidades híbrida- con un ademán de su mano la lanzó al portal.

Kagome calló en el suelo ennegrecido de su habitación totalmente confundida. Sabía lo que debía hacer pero no tenía idea cómo. Se puso de pie. Si alguien podía ayudarla sería su madre.

Buscó por todas partes a su familia pero sólo encontró el desorden. Se preocupó sobremanera. Comenzó a olfatear. Siguió el rastro hasta la casa de sus suegros, no vivían muy lejos.

Sus tres hijos se alegraron de verla bien, le contaron lo ocurrido, ella les pidió quedarse con Irasue e Inu no, fue por su esposo y su hijo mayor.

Llegó a casa de sus padres agitada por haber corrido. Sesshomaru le abrazó al verla, su hijo igual, no les importó estar mostrando afecto en presencia de alguien, sólo importaba ella estaba bien.

-¿Qué sucedió hija?- pregunta Naraku muerto de miedo.

-¿Dónde está mamá?- interroga la azabache.

-Buscado unos viejos pergaminos, cuando tu esposo llegó y nos habló de El lugar donde suenan las campanas ella dijo saber algo y se esfumó a la biblioteca- explica.

-Padre...- dice Kagome abrazando con un brazo a Sesshomaru y con el otro a Kurogane -Debo encontrar la perla de Shikon...

Continuará...

Bueno, aquí el capitulo

Espero les haya gustado

Qué más pasará?

Sepanlo en el siguiente capítulo ^-^

Me despido, bye ♡

Tal como te imaginé (Sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora