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Vagamos en la motocicleta por una hora, intentando calmarnos antes de hablar, Andrew parecía no conseguirlo y evidentemente no tenía planes de volver, admito que tampoco meditaba esas opciones. Me asusté mucho cuando paró la motocicleta pegando un frenazo que no me esperaba.

—No puedo creer lo que pasó allá Car, mi papá no tenía derecho a hacernos esto. Yo quiero a mi hermano Tomás ¡pero es 10 años mayor que tú!... Aún no entiendo por qué nunca me consideraron un candidato, tengo el mismo apellido y tu edad, era lo más obvio.

—Basta Andrew ¿podemos olvidar eso? No quiero pensar más en lo que acabó de pasar.

— ¡¿Cómo puedes estar tranquila? ! — gritó molesto

—¡Con un demonio! ¿Crees que lo estoy? A mí me afectó tanto como a ti, incluso más, no tienes una maldita idea de lo que es recibir la noticia de que te vas a casar. Y sí, yo me voy a casar no tú —exploté de rabia con lo último que acababa de oír, había intentado mantenerme tranquila pero esas cosas viniendo del hombre que amaba eran la gota que derramó el vaso.

—Perdóname amor, no quise decir eso, tampoco es tú culpa, ambos somos víctimas en esta situación.

—¿Acaso te das cuenta ahora? Eso he intentado decirte desde que salimos.

—Vamos a la playa, te llevaré a la casa de mis abuelos, hace tiempo que pasa deshabitada pero podremos descansar ahí esta noche — el tiempo miraba nuestra desgracia y aún así quiso empeorarla más, tan pronto como Andrew encendió la motocicleta llovió muy fuerte.

El viaje transcurrió en silencio oyendo las gotas caer contra el asfalto, cruzando a una velocidad prudente la ciudad, teniendo un espectáculo de luces por todas partes y con la luna a nuestras espaldas.

Me sujeté fuerte, pegando mi cabeza a su espalda con los ojos cerrados, se sentía tanta calma que estaba a punto de dormirme cuando sentí que nos deteníamos.

—¿Sigues despierta corazón? — preguntó haciéndome cosquillas.

—¡Andreeeew! ¡Basta! — respondí riendo

—Entremos —contestó y sin dejar que me pusiese de pies me tomó en brazos.

—¡Estás loco Andrew!

—Sí pero completamente enamorado y quiero hacer lo mismo cuando nos casemos, de hecho en cinco días iré a pedir tu mano.

—¿Cinco días? — pregunté algo confundida

—Mañana salgo de viaje con mi salón a una exposición de Arte en Ámsterdam.

— ¡Eso es fabuloso Andy! —envolví mis brazos alrededor de su cuello mientras le daba un sonoro beso en la mejilla—. Un momento, si sales mañana ¿qué hacemos aquí?

—Quería darte una sorpresa, salimos hace tanto y ningún detalle refleja por completo mi amor por ti... Bien, ahora basta de preguntas —me bajó dentro de la casa y un pañuelo negro cubrió mis ojos, de pronto todo se nubló, las ansias y el nerviosismo me hacían cosquillas en el estómago y no podía contener la felicidad.

— Vas a hacer lo que te diga ¿De acuerdo Car? —me susurró al oído.

Mi cuerpo se tensó y los latidos de mi corazón se aceleraron tanto que apenas si podía hablar, me tomó unos segundos reaccionar y asentí con la cabeza.

—Camina quince pasos hacia el frente —su mano se encontraba sujeta fuertemente a la mía para impedir que me hiciera daño.

—Siento que voy a chocar con algo — dije mientras caminaba torpemente por el lugar.

Para Andrew [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora