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Dedicado a: Helado-De-Caramelo y MagyoliMoreno ❤️

Habitación cuarto piso:

-¿Ciel? -la voz de un hombre la había despertado.

-¿Adam? ¿Qué hacés aquí? -la muchacha aún adormilada habían fruncido el entrecejo.

-Alicia está muy preocupada por ti. -él tenía un aspecto cansado debido a la culpa que había cargado todo este tiempo.

-¿Y ahora vienes a preocuparte por eso? -dijo con un tono lleno de ironía.

-Por favor Ciel, sabes qué no es correcto que estés aquí -a pesar de los intentos de convencerla, ella no daba señales de querer moverse.

-Quiero estar con él.

- ¡Es una locura! -Adam se frotó las sienes- Entiende que jamás serás ella.

-Ese es el punto, yo nunca lo abandonaría.

-No, tú intentas arrebatarle lo que más quiso -mantenía reprimidos los gritos que deseaba decirle.

-No soy como tú, al contrario yo si le tengo cariño a Cariba. -sabía que en el fondo era cierto, vino por Car pero nunca se imaginó que terminaría conociendo a Andrew y enamorándose de él.

-¿Por qué no simplemente le dices todo y dejas a Andrew fuera de esto? -ver la escena que tenía en frente lo enojaba mas. Ella mantenía su mano agarrada a la del joven que hace unos meses él había despreciado.

-¡Por qué lo amo! -estaba cansada de dar explicaciones para mostrar que lo que sentía era verdadero.

-¿Qué dirán sus padres? -no deseaba dar su brazo a torcer, deseaba abrirle los ojos.

-Ya lo saben... Bueno, sólo su madre y dijo que era buena idea que lo visite seguido, que haga lo que Car no pudo. -el suspiro que escapó de sus labios era de resignación, había perdido la fe en que la relación de ellos funcionara.

-De acuerdo, la cuestionas por hacer una mala elección, pero al final ¿a quién vas a escoger tú? ¿El amor de Andrew o el de ella? -esta vez no trataba de persuadir a la terca de Ciel, lo que decía era verdadero, no quería verlas lastimarse.

-Yo... yo... no lo sé -un dolor indescriptible le presionó el pecho ¿culpa quizá? -. Sabes que no habría tenido que escoger entre ella y Andrew si no hubieses callado la verdad tanto tiempo.

-Al menos ven a casa, dormir en el hospital te hará daño -le extendió su mano.

-¿Marysse estará bien con eso?

-No te preocupes, los dos sabíamos que un día esto pasaría, y me dijo que no había problema en que te quedaras en nuestra casa.

-De acuerdo -contestó restándole importancia.

Los dos recorrieron el camino de regreso a casa en total silencio, Ciel lo había amado tanto, para ella, él era el centro de su mundo y ahora no podía ni siquiera decirle que lo extrañaba, que deseaba que la abrazara.

Solían tener largas charlas cuando la visitaba, caminar en la nieve y aunque su tiempo con ella era limitado, lo aprovechaba al máximo, ahora podía tenerlo las veinticuatro horas y a pesar de ello ni una gota de alegría le causaba, no después de tantas mentiras.

El auto se detuvo y el chofer les abrió las puertas, una mujer con una sonrisa amistosa les esperaba en la entrada.

-¿Cómo estás Ciel? -preguntó de forma amable.

Para Andrew [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora