-¿Y bien, te gusta? -Tom me quitó la venda de los ojos y esperaba mi respuesta a semejante sorpresa.
-¿Bromeas verdad? ¡Es hermosa! ¡Es que no tengo ni palabras! -me acerqué más al barandal del balcón que dejaba ver una impresionante vista de la playa, el agua se veía tan clara, tan cristalina, se podía sentir la fresca brisa marina.
-Es nuestro regalo atrasado de bodas, papá nos regaló el Penthouse del Rose Palace.
-¿Dices que esto es nuestro? -pregunté tan emocionada como una niña pequeña.
-Pues sí, esto es nuestro -me entregó la tarjeta de acceso.
-¡Oh por dios! ¡Me encanta! ¡Me encanta Tom-grité corriendo por todo el lugar con mi tarjeta en la mano.
- Quiero los ajustes listos hasta el lunes a más tardar ¿entendido? -Tom dijo firme al hombre de traje que se encontraba a su lado -el asintió y salió de la enorme habitación.
-¿Ajustes? -me crucé de brazos esperando su respuesta, me gustaban las sorpresas pero a veces me molestaba que me dejara al margen de lo que ocurría.
-No te molestes Car, sólo algunos detalles para que este lugar sea seguro para Ocean, estamos a más de cincuenta pisos de altura, ¿te imaginas una caída de aquí? -sus manos tomaron las mías haciéndome entender lo que hasta ahora había pasado por alto debido a la emoción.
-Tienes razón, lo siento Tom, fui egoísta sólo pensé en los dos y no me preocupé por el bienestar de Ocean -me sentía la peor mamá del mundo, me daba miedo equivocarme en algo y que mi hijo saliera lastimado por ello.
- No digas eso bebé, estoy seguro que nuestro pequeño futbolista sabe cuánto lo amas y que siempre estás velando por su bienestar -amaba las palabras de este hombre, siempre hacía que me sienta bien, me daba la seguridad para afrontar cualquier obstáculo.
- ¿Sabes que te quiero Tom , verdad? -las palabras ya había salido de mi boca cuando quise meditar lo que implicaba decirlas.
-Lo sospechaba pero creo que me quedaría claro si me las dices -tenía su hermosa mirada posada esperando aquellas dos palabras que cambiarían algo en nuestra relación, tenía miedo pero sus ojos parecían suplicarme que lo dijera y lo dije...
-Te quiero... -sólo hizo falta eso para que me en volviera en sus brazos, hundió su rostro en mi cuello y empezó a susurrar.
-También te quiero Car -esas palabras hicieron que mi corazón diera un vuelco, los dos sabíamos que estaba mal querernos pero ¿qué podíamos hacer cuando ya había sucedido?
- Andrew me dejó dos regalos hermosos -me alejé lo suficiente para evaluar su reacción.
- A los dos Car, tú y Ocean son lo mejor que pudo pasarme en la vida -su voz era calmada, todo lo que este hombre me decía terminaba confundiéndome más.
- ¿Y las maletas? -pregunté con nerviosismo intentando cambiar de tema y él pareció notarlo.
-Ah... pues debieron acomodarlo todo en su lugar, mandé todo un día antes y lo que era fácil de llevar lo trajimos hoy, pero no te preocupes ya vendrá el personal encargado a hacer eso, por ahora quiero que descanses -me tomó de la mano y me condujo hacia la habitación que era enorme, no había un cuarto para el bebé como en casa pero quizá si juntábamos la habitación de Tomás, la mía y la de Ocean podríamos igual el tamaño de esta.
-Es enorme...
-Lo sé, ya que nos sacaron de nuestra casa le dije a mi papá que quería el espacio suficiente para que mi hijo pueda tener su propio espacio y es lo mejor que consiguió -señaló el lugar como si se tratase de una insignificancia aunque admito que escuchar "nuestra casa" me hizo sentir feliz y mi hijo comprendió mi sentir porque empezó a patear.
-Ocean está igual de emocionado -levanté mi blusa del vientre para que viera como se movía.
-¡Hey campeón más lento! Vas a sacarle el hígado a mami -a pesar de la gracia de su comentario era cierto, sentía que quería salirse antes del tiempo programado.
-Recuéstate Car, el bebé tiene el sentido de horario cambiado y cree que es de noche así que creo que no va a detenerse en un buen tiempo -me colocó con tanta delicadeza que sentía que era una granada que a cualquier movimiento en falso explotaría.
-Que vas a hacer con el espacio a la izquierda que sobra -señalé el lugar que no tenía muebles.
-Ese es de nuestro hijo, los juguetes, el carrito y la nueva cuna que no tardan en traer de la tienda irá allí.
-¿Piensas comprar todo de nuevo? -me arropé más en las sábanas y lo miraba sobre éstas.
-Sólo lo necesario, no quería desarmar el cuarto que armamos con tanto cariño en casa, sólo traje el carrito para pasearlo, unas maletas de rompita, sus juguetes y tu maleta para el día que debamos ir a la clínica.
-Veo que alguien ya sabe el valor del dinero y no anda por ahí gastándolo en todo lo que vea -dije algo adormilada, la cama cómoda y el cansancio empezaban a hacer efecto en mi cuerpo.
-Sí, lo sé, cuando nazca voy a necesitar más de ese dinero que ahora así que compartiremos closet y el otro es para su ropa -se percató de mi estado y se acostó a mi lado abrazándome, era lo único que estaba esperando para quedarme dormida, poco a poco cerré mis ojos y me dispuse a recuperar las horas de sueño que perdí en el viaje.
La mañana siguiente desperté con el olor a huevos y tocino, ese aroma tan familiar que me traía alegría, sin embargo me entraron unas ganas horribles de ir al baño, sentía que mi vejiga cada vez era más aplastada, a pesar de no haberlo planeado, vivir esta montaña rusa de cambios a sido lo mejor, de las náuseas, los mareos a los antojos y al sueño, de esas pataditas al hipo que casi mata de un infarto a Tom, el médico explicó que no había de qué preocuparse pero que de todos modos le avisemos si continúaba, afortunadamente no pasó más veces, Ocean es un bebé que ama llamar la atención y lo digo porque cuando ocurrió lo del hipo Tomás iba a volver a trabajar y después de eso se tomó vacaciones ilimitadas.
Desayunamos y salimos a caminar a la playa, el tiempo era perfecto, no hacía mucho calor, se sentía fresco y nos pusimos a jugar en el agua como dos niños pequeños, tanto que terminamos mojados de pies a cabeza y volvimos al hotel a cambiarnos de ropa.
Cada día hacíamos alguna travesura como llevar el carrito de golf a la playa, robar postres de la cocina o dejar el piso alfombrado de arena, al principio el gerente que era un cascarrabias se molestó pero al enterarse que Tom era el nuevo director del hotel tuvo que aprender a ser más paciente y amable lo cual me parece excelente porque si pensábamos elevar el nivel del Rouse Palace debíamos empezar por el personal y altanerías o groserías no era algo que mi esposo iba a pasar por alto.
Lo curioso es que al resto del personal parecía hacerles gracia nuestra comportamiento, decían que era "tierno" vernos disfrutar del matrimonio, algunas señoras de edad avanzada en cambio aconsejaban que disfrutemos tanto como podamos porque la paternidad consumirá nuestro tiempo después.
En las tardes permanecía en la habitación mientras Tom se encargaba de los asuntos del trabajo, no la pasaba aburrida, conversaba con Arly todo el tiempo, me pedía detalles de TODO y me mantenía informada de lo que ocurría en mi ausencia.
La quería mucho porque era como mi hermana y sin duda me hacía falta, Tom a menudo se reía diciendo que ella parece más mi esposa porque hasta su contacto dice "Arly my honey ❤️".
La verdad los dos se llevaban bien y eso me agradaba, Arly, Matt y Tom eran todo lo que me daba fuerza cada día para cuidar de Ocean.
*****
Lo sé, tardo años en actualizar, espero les guste cómo me quedó el capítulo.
Psdt. Avísemen si hay faltas de ortografía porque lo escribí en la madrugada.
ESTÁS LEYENDO
Para Andrew [En Edición]
Short StoryCariba y Andrew son vecinos, ambos con sentimientos entre sí, un día una inesperada carta da inicio a su historia de amor y decenas de ellas son testigos del cariño que se profesan. Juntos tendrán que enfrentar muchos obstáculos para ser felices pe...