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—Buenas noches a todos los que han acudido a la cena que organizó mi querida esposa Marysse,espero que estén teniendo una buena velada— papá tomó su copa y empezó a prepararse para proseguir y revelar el gran misterio de la reunión—. Después de meditarlo y acordar unos buenos términos con mi gran amigo Alfonso Velmort hemos decidido la mejor forma de unir ambos buffet.
La unión se realizará con un matrimonio, no hay mejor forma que hacerlo un negocio familiar y que nuestro futuro nieto lleve ambos apellidos y dirija ambos negocios. ¿No es eso grandioso?.

La sangre se me heló y sentía como mi corazón comenzaba a latir más rápido de lo normal. Era la única hija en mi familia ¡la que va a casarse soy yo! Como puede hacerme esto mi propio padre tengo a penas 22 años, mis planes no son casarme por el momento.

¡Cálmate Cariba! me repetía mentalmente.

La familia Velmort tiene dos hijo, Andrew y Tomás así que no puede ser tan malo, yo amo a Andrew y aunque no planeábamos casarnos aún podemos acelerar el proceso.

La voz de mi papá me sacó de mis ensoñaciones, la dulce ilusión de ser la esposa del hombre que amo me tenía en las nubes, volteé  a ver a Andrew y tenía un aspecto pálido estaba estupefacto, como si una bomba hubiese caído frente a él.

—¿Qué ocurre Andrew?—Le pregunté en voz baja haciéndole señas—.

— ¿Acaso no oíste lo que dijo tu papá?—decía tratando de hacer el mínimo ruido.

Cada vez resultaba más complicado entender todo.

—Cariba, hija querida puedes venir a mi lado—habló mi papá.

—Claro... —respondí levantándome de mi silla.

—Tomás, hemos trabajado juntos en muchas ocasiones,me has demostrado que eres digno de portar tu apellido y tu padre no podía estar más orgulloso de ti. Por eso esta noche te entrego la mano de mi hija, mi más preciada joya para que sea tu compañera de vida y que juntos saquen esta sociedad adelante —tomó mi mano y muy emocionado intentó entregarla a Tomás.

—Adam, debo admitir que me dejas perplejo ante esta noticia, creo que no soy el único, tanto Cariba como yo aún no podemos asimilar la situación. Además creo correcto que ambos debimos ser informado de su plan —lucía sorprendido, era obvio en la situación en la que nos encontramos, ninguno de los dos tenía planes de casarse aún.

— Estoy de acuerdo papá. ¿Cómo pudiste lanzar semejante bomba en una cena y ocultar una información tan importante de tu hija? —exclamé atónita alejando mi mano de la suya, intentando no gritar, ahora comprendía la reacción de Andrew.

— Amigo, tienes una preciosa hija sin duda y no dudo de sus cualidades pero creo que ella debe tener más pretendientes de su edad ¿más adecuados no crees?

— ¡Tonterías! Eso no es relevante, ya he escogido con quién deseo que se case y no aceptaré a otro en tu lugar—papá desbordaba alegría, su cara era de quién ganó la lotería y no de quién estaba prácticamente vendiendo a su propia hija.

—Si me permites papá me retiro, me falta el aire, continuemos la conversación en otro momento.

Estaba sin palabras, hace un momento quería anunciar mi noviazgo y ahora estoy comprometida con el hermano de mi novio, salí corriendo en dirección a la puerta y no importaba cuánto mirase Andrew no estaba, probablemente se marchó, estaba asustada, no quería perderlo.

Apenas sentí el aire frío de la noche en mi rostro una luz me iluminó por completo, era mi novio montado en su motocicleta, no tuve que pensarlo, me subí para escapar del desastre que acababa de ocurrir.

Para Andrew [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora