Capítulo IX
Los rayos de sol que lograban pasar a través de las largas cortinas beige hacían cosquillas a mis ojos, me cubrí con las sábanas pero era demasiado tarde, mi nariz ya se había percatado del delicioso aroma a huevos con tocino y café recién hecho, casi por instinto me levanté como espectro siguiendo el apetitoso olor.
— ¡Buenos días Car! —una efusiva bienvenida de mi compañero de casa fue la que recibí apenas entré a la cocina.
—Hola Tom, ¿a qué debo tanta emoción? —pregunté con mi boca llena por la tostada que me metí.
—Tu médico llamó para recordar que tienes un ultrasonido a las diez.
— ¿Te llamó a ti?
—No, a ti, fue tu teléfono el que me despertó a las siete y no quise meterme en tus cosas pero insistió tanto terminé por contestar —se veía apenado, como cuando un niño hace una travesura y es descubierto.
— Pónme más tocino y kétchup y te disculpo —le respondí restándole importancia al asunto mientras devoraba mi desayuno.
— Detente ahí señorita, el café es mío, sabes muy bien que no puedes beberlo —la atrapada ahora era yo.
— Se suponía que debías tener tu miraba fija en la sartén y el tocino... —contesté haciendo mi " puchero tierno con ojitos manipuladores" que usaba solo para emergencias o cuando mis caprichos lo requerían.
—Sabía que ibas a intentar tomarlo, es como poner queso cerca de un ratón e intentar que no lo coma —su risa fue contagiosa así que lo acompañé, me sirvió más comida y se sentó a mi lado—. Una sola taza ¿oíste? —mi plan había funcionado-asentí emocionada y corrí por una taza a la cafetera.
— ¿Vas a acompañarme a la cita médica? —comenté desviando mi vista para evitar que me afecte si se negaba.
— ¿Y perderme de oír el corazón de mi monstruito? ¡Jamás! —dijo poniendo su mano sobre mi diminuto vientre—. Por cierto pedí el día libre en la oficina y también en tu Universidad, ya sabes, ese papel que firmamos resulta muy útil para eso.
— ¿Mi papá ya no es mi tutor legal? ¿Soy libre ahora? ¿Ya no enviarán reportes diarios a su oficina? —dije bombardeándolo con preguntas.
Él hizo un ademán con su mano de que bajara el ritmo de las preguntas mientras bebía un sorbo de café.
—No, digamos que ahora ese puesto lo tengo yo, sí eres libre, aunque debes respetar las reglas, ya lo sabes y no habrá más reportes a menos que sean de cosas graves ¿de acuerdo? No voy a monitorearte seis horas seguidas—inquirió esperando mi aprobación, la cual recibió.
— ¡Eso significa que puedo faltar a clases ahora! —celebré mis buenas noticias con gran emoción, emoción que fue interrumpida.
— ¡De eso nada Car! Sólo vas a faltar si es algo de vital importancia y todos los días escolares saldremos más temprano de casa para poder dejarte en la Universidad y así mismo puedo recogerte, al menos hasta que tengas tu auto.
—Está bien capitán, acataré el plan al pie de la letra, tendré chofer después de todo, te pondré un gorrito que haga juego con tu traje —reí mientras usaba mis manos para obtener una medida aproximada de su cabeza a modo de juego.
—JA-JA-JA Muy graciosa, por eso ahora no dejaré que tomes toda tu taza de café —apenas lo dijo me quitó mi néctar oscuro de vida y se lo bebió.
— ¡Eso no fue justo! —intenté alcanzar la cafetera pero la levantó con su mano y me superaba en altura.
—Mejor ríndete y ve a cambiarte que de seguro en el Centro habrá mucho tráfico y debemos llegar puntuales —resignada por mi café asentí.
— ¿Qué ropa voy a ponerme? No puedo ir con la misma de hace dos días.
—Y no lo harás, te dejé algunas prendas en tus cajones.
— ¿De dónde las sacaste?
—Digamos que de algunas "amigas que se quedaron a dormir" y olvidaron su ropa a propósito para llevarse mis camisas, como un intercambio —hizo comillas innecesarias puesto que lo había entendido todo desde el principio.
—Demasiada información, gracias —mi incomodidad hablaba por mí así que fui a la habitación a tomar una ducha y cambiarme.
Una hora después estaba lista, con una camisa color verde militar a modo de suéter, una blusa de tirantes blanca por debajo y unos jeans azules, los zapatos si eran míos, al parecer a ninguna se le ocurrió olvidar un par.
—Te ves bien, mejor que Megan de hecho.
—Veremos si dices eso en un par de meses ¿nos vamos? —esa tal Megan o es demasiado delgada o yo engordé porque casi no se me cierra el pantalón.
Bajamos hasta el estacionamiento y nos subimos al auto, sintonicé una buena canción o alguna que me gustara por lo menos y sonó "Hurricane de Luke Combs" amaba esa canción, la escuchaba mientras hacía tarea... La tarea, hace tanto que todo cambió, antes me preocupaba por eso, por pintar, ver a Andrew, tomarnos de las manos, caminar por los pasillos y avenidas y ahora siento que me convertí en una adulta de pronto, una que va a ser mamá y que perdió a la persona que más quería, que se casó con su hermano y se mudó con él.
— ¿Qué te roba tus pensamientos, Car? —Tomás me llamó con su voz sacándome del trance en el que me hallaba.
— ¿Crees que vaya a ser una buena madre? —solté sin más.
— ¿Por qué lo dices?
—Hace un mes era una estudiante que apenas empezaba a vivir una juventud normal, que dependía de sus papás, que apenas tenía un novio y ahora voy a ser madre y no tengo idea de qué debo hacer.
—Car, ningún padre nace sabiendo que hacer, los niños no vienen con instrucciones, ahí está la gracia de cuidarlos, aprender en el proceso es en lo que hay que enfocarnos —admito que su madurez nunca dejaba de enseñarme cosas, siempre conseguía darme ánimos.
El doctor Darien fue muy amable y me indicó que hacer, me levantó la blusa para despejar mi vientre y colocó un gel que se sintió muy frío, lo expandió con un pequeño transductor y las imágenes empezaron a proyectarse en la pantalla.
Un sonido angelical llenó la habitación, su corazoncito sonaba fuerte y sentí una conexión con el mío, los dos latían al mismo ritmo, no tenía palabras para describir la situación en la que estaba, tenía frente a mí a mi bebé, no se distinguía aún pero sabía que era tan pequeñito y frágil, Tomás me sujetó la mano y una lágrima recorrió su mejilla.
—Nuestro frijolito tiene un corazón fuerte, es como su padre, tan inquieto por conocer el mundo —esas palabras me hicieron sentir melancolía, extrañaba a Andrew, demasiado.
—Tienen un bebé muy sano señores Velmort —manifestó el doctor—. ¿Quieren llevarse una copia del ultrasonido?
Ambos contestamos al mismo tiempo y nos dio otro CD
Después de recibir las indicaciones, en la que estaba no beber café por cierto, Tomás me llevó por un pastel de limón que se me había antojado o mejor dicho yo lo llevé del brazo a "Crazy Colors" por uno, mientras comíamos conversamos de muchas cosas entre ellas estaba la hermosa experiencia que ambos pasamos hace un momento. Varios de mis compañeros de aula que se encontraba caminando cerca me observaron a través del cristal, no eran los únicos Matt, el mejor amigo de Andrew que estaba a unas mesas de mí también lo hacía, me hicieron sentir incómoda así que le pedí que nos fuéramos.
Aprovechamos para visitar a Andrew por separado, los dos teníamos mucho que decir.
Tomé su mano como siempre mientras hablaba de todo lo que pasaba en mi vida, así que busqué un cuaderno en mi bolso y escribí otra carta...
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Hola fantasmas 👻
Aquí esta señorita reportándose con un nuevo capítulo.
Si les gustó no olviden regalarme una Estrellita ¡es totalmente gratis!
Eso es todo, loca por el chocolate 🍫 fuera....
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Para Andrew [En Edición]
Short StoryCariba y Andrew son vecinos, ambos con sentimientos entre sí, un día una inesperada carta da inicio a su historia de amor y decenas de ellas son testigos del cariño que se profesan. Juntos tendrán que enfrentar muchos obstáculos para ser felices pe...