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Arlett se llevó a Alex casi a rastras del lugar y sólo quedábamos los dos, no quería mentirle, no podía hacer eso con ella. Me dijo que quería pasar todo el día conmigo y yo deseba aprovechar ese tiempo al máximo ya que probablemente si todo salía mal Cariba no me querría ver ni en pintura después.

Había traído mi auto así que empezamos el cronograma de este día en "Crazy Coffe", pedimos pasteles sabor a limón y té de arándano, a pesar de viajar tanto no existía otro lugar que hiciera tan delicioso los postres de frutas.

Ninguno de los dos hablaba pero el silencio que se encontraba entre nosotros no era malo, sentía paz estando con esta mujer, no había comido nada, sólo podía admirar cada detalle de su rostro, cada gesto que hacía mientras comía, ella era arte puro para mí, tomaba cada fotografía mental con tal precisión y sutileza que podría recordar con amplitud de detalles este día.

Debía reconocer que aunque me enterré en pilas de papeles todo el tiempo aún conservaba el espíritu de artista, aquel que te lleva a otra dimensión mientras observas algo que te gusta demasiado, Car era mi musa, era la única que podía sacar este lado de mí, podía regresarme la vitalidad que tenía cuando era joven con sólo mantenerse así, a mi lado en silencio.

-¿Qué te ocurre? -preguntó mi esposa con una sonrisa radiante.

-Apreciaba el verdadero arte -dije colocando un cabello rebelde detrás de su oreja.

-Sigues siendo un encanto Tommy -esta vez si disfrutaba oírlo, sonaba perfecto viniendo de ella -. Pero antes de que me moleste acaba tu comida, ya hemos tenido muchos inconvenientes con eso -continuó.

Obedecí y acabé mi comida, pagamos la cuenta y fuimos a patinar sobre hielo en una pista que estaba muy cerca, los dos éramos muy buenos en esto así que cada uno sacó sus mejores rutinas para competir entre nosotros, me pareció muy divertido y por primera vez aceptaba mi derrota.

La tarde empezaba a caer y después de conducir una hora por fin se podía apreciar el hermoso bosque, me gustaba este lugar porque tenía un cascada y un gran puente cruzando la de lado a lado, la llevé en mi espalda hasta el puente "Acacia" los enamorados acostumbraban a dejar un candado para sellar su amor como algo eterno, el nuestro lo había escogido Cariba, tenía una familia dibujada en él y me pareció un detalle precioso.

-Hagamos un juramento -pidió Car -. Juntos saldremos de esto y le contaremos toda la verdad a Andrew.

-Es una gran idea -respondí.

-Hasta que eso pase vamos a conservar nuestros mejores recuerdos juntos para ser fuertes -en verdad debimos hacer esto antes de mandar mi relación por un tubo.

-Así lo haré amor.

-Sé que hice cosas malas... -la interrumpir, simplemente no quería arruinar este momento.

-No hablemos de eso, por favor -rogué

-Escapar de esto sólo hará más difícil las cosas -dio un profundo suspiro y siguió -. Sé que tuviste que ver cosas incómodas Tom, ver esos besos probablemente debieron ser mucho para ti y de verdad me siento mal.

-Por favor Cariba, detente.

-No, no sé hasta que punto seguirá esta mentira pero estoy tratando de manejarla bien para todos -la verdad que le ocultaba salió inconscientemente.

-Te engañé... -lo había hecho, ya no había vuelta atrás, apenas lo percibió por lo concentrada que estaba en lo que decía, vi su semblante de confusión y sabía perfectamente que después de esto nada sería igual.

-Espera ¿Qué dijiste? -al inicio creyó que era una broma pero mi expresión seria le demostró que estaba en un error-. ¡Repítelo!

-Te engañé -dije una vez más sin nada de fuerzas.

-¿Por qué lo hiciste? -había comenzado a llorar y me sentía el peor hombre del mundo por lastimarla.

-Yo quisiera darte la excusa más elaborada pero no puedo, estaba dolido es verdad, los muchachos me convencieron de ir a un viaje pero se me ocurrió la estúpida idea de invitar a unas amigas -me dejé caer al suelo, todo esto estaba siendo difícil para mí.

-¿Y te acostaste con una de ellas? -la crudeza de sus palabras me estaban acabando, la había decepcionado -. Una semana Tomás... una maldita semana fue suficiente para que acabaras con una relación de cuatro años.

-Estaba mal pero no al punto de serte infiel Car, simplemente no recuerdo, estaba en un club con todos y después desperté con esta chica al otro día -deseaba poder añadir otro detalle que había pasado desapercibido por mí pero no tenía nada más.

-¿Esa es tu excusa? ¿Estar ebrio? -el sarcasmo y la mirada de odio que tenía me estaban torturando.

-¿Qué? Espera ¡No! No sé siquiera si hice algo, eso es lo que vi pero no estoy seguro de nada -me levanté y caminé hasta ella sólo para ponerme de rodillas -. Te juro que nunca quise esto, perdóname, te lo ruego Cariba, puedo lidiar con todo menos con tu odio -le supliqué con todas mis fuerzas, de verdad estaba arrepentido de todo.

Se soltó de mis manos y se alejó, miraba por debajo del puente, las lágrimas seguían recorriendo sus mejillas y yo estaba peor, no podía parar de llorar. Lo que se me hacía más difícil era esperar a que dijera algo, no quería hablar y eso aumentaba mi desesperación.

-No puedo -fue lo único que dijo y empezó a alejarse.

No podía decir nada más, tenía todos los motivos del mundo para hacerlo y no la culpaba, había sido mi error y debía aceptarlo.

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¡Otro capítulo más!

Para Andrew [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora