Skylar
-
Ragnor acompañó a Skylar a su nueva habitación, asegurándole que dentro estaría todo listo para ella. Lo cierto es que Skylar no lo comprendió hasta que atravesó la puerta. Sobre la cama había un hermoso vestido de gala malva confeccionado en chiffon, con corsé y detalles en plateado aquí y allá, como arabescos entrelazados. Su exquisita hechura brindaba un aire de elegancia y sensualidad al mismo tiempo. Era el vestido más hermoso que había visto en su vida. La fiesta tendría lugar esa misma noche y junto con ella, la obra de la cual ella sería la protagonista. Todos los ojos estarían puestos en ella.
¿Cómo era posible que, de un momento a otro, su vida se estuviese tornando tan irreconocible?
Notaba una presión en el pecho que le hacía difícil respirar correctamente. Eran las seis y la fiesta comenzaría a las siete en punto. No disponía de tiempo para divagar, lo cual agradeció, así podría concentrarse en el acto mecánico de arreglarse y no ahondar en las palabras de Traian en el salón. La presión en su pecho cedió, al menos lo suficiente para poder moverse.
Se quitó la ropa que llevaba puesta y se colocó el vestido. Ató lo mejor que pudo el corsé y comenzó a acomodar el vestido en su cuerpo. Para su sorpresa, este se le acopló espléndidamente, como hecho a la medida. Unos ligeros golpes en la puerta, como un cantarín repiqueteo, la sacaron de sus pensamientos. Reconocería esa forma tan característica de tocar la puerta en cualquier lado.
—Sky... soy yo —dijo su abuela desde el otro lado.
Skylar sintió una oleada de alivio, abrió la puerta y se encontró con Marion. Llevaba un vestido color violeta, con los mismos detalles bordados en plata que hacían que sus ojos amatistas resaltaran de manera despampanante. Llevaba el cabello plateado peinado en un delicado moño, que dejaba algunos mechones cayendo a ambos lados de su rostro. Era hermosa de una manera feroz. A pesar de su edad, poseía ese tipo de gracia que lograba hacerla parecer mucho más joven.
Marion le dedicó una sonrisa.
—Déjame ayudarte con eso.
La ayudó a ajustarse mejor el corsé con manos habilidosas y la hizo sentarse en el borde de la cama mientras la peinaba, tal como lo había hecho tantas veces cuando no era más que una niña. De alguna manera estaban juntas en esto como lo habían estado siempre y Skylar se aferró a eso. El sincopado paso del cepillo sobre su cabello logró alejar, aunque fuera por un breve instante, todo lo demás.
—Debemos hacerte ver muy bien hoy —le dijo su abuela con suavidad, y Skylar se permitió cerrar los ojos.
• ────── ❅ ────── •
Traian
-
Traian se encontraba en su nueva habitación. Aún no se acostumbraba a la idea de tener un cuarto para él solo, puesto que siempre lo había compartido con ella.
Todavía no se había puesto el traje, estaba tumbado boca arriba en su cama con la mirada clavada en el techo. Jamás se había sentido así. El corazón le latía con fuerza, se sentía ansioso y agitado. Más que nada, deseaba estar cerca de Skylar.
Sky siempre había estado a su lado, disipando aquella terrible sensación de soledad arraigada en su pecho. Sin eso, se sentía incompleto. Ahora que ella sabía la verdad, él no podía simplemente aparecer a su lado siempre que sintiera la necesidad de su cercanía, en especial si ella no sentía lo mismo.
Temía haber sido demasiado duro con sus palabras en la mesa, pero no podía solo mantenerla al margen de todo lo que había detrás de su presentación. Su deber era protegerla y no lograría hacerlo si ella solo manejaba verdades a medias. Ya no.
ESTÁS LEYENDO
Fuego Celeste © [Disponible en Librerías]
FantasySaga Trono de luz y oscuridad. Libro 1: Fuego Celeste. --------------------------------- Una noche, Skylar Garroway despierta entre gritos y lágrimas debido a un dolor cortante que la desgarra desde adentro. Siempre había tenido pesadillas, pero nin...