Capítulo XIX: Profecía

7.3K 423 11
                                    

Skylar

-

Ragnor la guio hasta las enormes puertas de dos hojas de la biblioteca, las cerró con cuidado y empezó a murmurar algunas palabras en el idioma extraño que ahora podía reconocer como el idioma antiguo de los guardianes. Tocó la puerta justo donde ambas hojas se juntaban y de forma progresiva surgieron un centenar de símbolos que Skylar jamás había visto en su vida, pero que aun así, le resultaban extrañamente familiares, como cuando escuchó por primera vez a Raoul hablar en la lengua de su pueblo. Era como si aquellos símbolos contuvieran un significado tácito, mensajes descritos en sus curvas entrelazadas y elegantes, que tanto sus ojos como su mente procesaban con rapidez, al igual que una máquina.

Algo en su interior se agitó, similar a un ave deseando alzarse en vuelo tras haber estado encerrada en una jaula. Se fijó en el brazalete de su muñeca y apenas se sorprendió al ver que la pequeña gema se estaba despigmentando poco a poco, para transformarse en un cuarzo. Su corazón latía con rapidez e intentó calmar sus emociones, pero le resultaba difícil mantener el control. Ragnor tomó su mano con la que tenía libre, guiándola para que colocase la suya en la puerta, al igual que él. Skylar sintió una corriente cálida que le recorría el cuerpo, le llenaba las venas y agitaba su sistema nervioso.

—No tengas miedo, esta mansión responde a mí y la puerta te está analizando para hacerse con tu esencia y reconocerte. Estas inscripciones son runas. Contienen magia antigua y eso es lo que provoca que parte de la metamorfosis surja, pero no debes temer. La biblioteca es el núcleo de toda la mansión. Gracias al poder que se encuentra aquí, la fachada y su ubicación pueden cambiar a mi voluntad, como un método de protección. Puedo hacer aparecer y desaparecer las habitaciones, modificarlas e incluso podría generar una copia, aunque no tan poderosa, de una cúpula de contención para proteger la casa —comenzó a decirle Ragnor con voz tranquila.

Skylar sintió sus ojos arder producto de la metamorfosis y gracias a esto, pudo ver con detalle cómo los símbolos en la puerta cobraban vida. Tenían un deslumbrante color turquesa y podría haber jurado que brillaban de alguna manera no natural. Parecían hechas de agua, con su propio ritmo y dinamismo, fluían con gracia sobre la estructura de la puerta y dentro de esta, como un intrincado laberinto infinito.

Un gruñido se escapó de su garganta y sintió sus dientes alargarse hasta pincharle el labio inferior, haciendo que pudiera percibir el sabor metálico de su propia sangre. Un pequeño alarido interrumpió su ensimismamiento y se quedó pasmada cuando vio a Ragnor a su lado. Sus ojos se veían más mortíferos que antes, garras negras como la noche surgieron de la punta de sus dedos y sus dientes comenzaron a curvarse, de tal modo que la sangre comenzó a correrle por la barbilla debido a sus encías, que se rompían y estiraban para adecuarse a su nueva mandíbula... como la de un depredador. Skylar no pudo evitar quedarse mirándolo.

La transformación de un guardián era, en esencia, lo más parecido al florecer de algo, mientras que a Ragnor parecía más bien como si le estuvieran arrancando algo de adentro hacia fuera. Sí, la metamorfosis involucraba dolor, pero lo que vio en el rostro de Ragnor no fue dolor, sino agonía.

El inmortal continuó murmurando en voz baja para terminar el hechizo y justo cuando Skylar comenzó a experimentar la sensación de cuchillas hirvientes que amenazaban con abrirle la piel de la espalda, Ragnor culminó. Las puertas se abrieron y el dolor se fue, tan repentinamente que la dejó sin aliento, pero el sabor a sangre en su boca permanecía. Bajó la mirada a su camiseta y frunció el ceño al darse cuenta de que esta se encontraba manchada de sangre, al igual que la camisa de Ragnor. Se secó la barbilla con el dorso de la mano, e intentó no darle mayor importancia.

Lo que la descolocó, fue con lo que se encontró al mirar al otro lado de la puerta, puesto que el pasillo que recorrió para llegar hasta la biblioteca había desaparecido, dando lugar a una nueva habitación. Aquella no era en absoluto como ninguna otra habitación en la que hubiera estado antes. A decir verdad, más que una habitación, parecía...

Fuego Celeste © [Disponible en Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora