Ragnor
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Una mano se posó sobre su hombro y lo sujetó con fuerza. La simpleza del gesto se sintió demasiado real en medio de toda aquella pesadilla carmesí, arrastrándolo lentamente de regreso a la realidad.
—Ragnor... —era la voz de Raoul. Su tono era cuidadoso, teñido con las notas de delicadeza que caracterizaban la compasión—. Ragnor, amigo, ven...
Inconscientemente, Ragnor se aferró con más fuerza al cadáver de Ronan. Lo había acunado en sus brazos y las lágrimas comenzaron a caer mucho antes de que pudiera pensar en retenerlas. Lágrimas que se mezclaban con la sangre de su hermano muerto.
—Llegó un mensaje de emergencia. Gealaí está sitiada, tenemos que irnos ahora... —esta vez, Raoul lo sujetó por ambos hombros y lo instó a que se pusiera de pie, pero Ragnor se negaba. Sus músculos se sentían hechos de piedra. No podía dejar a Ronan allí, en medio de aquel salón, rodeado de toda esa espantosa muerte...
—Ragnor, están en peligro, todos ellos. Marion, Skylar...
Sus nombres se sintieron como una chispa de electricidad que recorrió su cuerpo, como pólvora encendiendo algo en su interior. Ellas lo necesitaban, no podía permitir que algo les pasara. Ragnor se incorporó con cuidado, depositando el cuerpo de Ronan en el suelo y cerró con suavidad sus ahora apagados ojos verdes.
—Los haré pagar por esto, te lo prometo —susurró con voz queda, aun sabiendo que ya nunca lo volvería a escuchar. Su rostro se había ensombrecido y sus ojos de reptil se veían mortales, la ira y el dolor dibujados en su expresión.
Se encontró con la mirada preocupada y compadecida de Raoul, observó sus manos y no se sorprendió al verlas manchadas de sangre. Con una frialdad ajena a sí mismo, las limpió en su chaqueta y comenzó a caminar fuera del salón, con Raoul pisándole los talones.
—Debemos reunir a todos los guardianes y jinetes que sean posibles. Abriré un portal. Hay que llegar a Gealaí antes de que sea demasiado tarde.
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Skylar
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Cada golpe resonaba como el estallido del cristal haciéndose añicos, pero aquel muro invisible seguía intacto, sin un solo rasguño a simple vista.
Skylar se encontraba de pie frente al marco de la puerta, con la espalda recostada en el anaquel más cercano y los brazos cruzados sobre su pecho.
—Sabes que es inútil... Solo conseguirás hacerte daño.
Traian gruñó de frustración, tenía los puños enrojecidos y sangrantes alrededor de la zona de los nudillos. A Skylar se le encogió el corazón en el pecho. Entendía la amargura que teñía las emociones de Trai, después de todo ella también compartía esa necesidad imperante de salir de allí. Cada terminación nerviosa de su cuerpo se encontraba gritando con voz propia.
No podía quedarse allí sin hacer nada, permitiendo que otros la protegieran, ella debía poder hacer más que eso. Cloe aún se encontraba donde Marion la había dejado, apenas consciente de lo que sucedía a su alrededor. En su estado entre la realidad y las sombras de la inconsciencia, susurraba de forma intermitente:
—La puerta... La puerta ha sido abierta...
Skylar se estremeció. Algo muy malo estaba pasando, más allá del horizonte de sombras que se acercaba cada vez más a Gealaí. Aquel sonido no había sido una casualidad y ahora Christian volvía a estar en peligro.
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Fuego Celeste © [Disponible en Librerías]
FantasíaSaga Trono de luz y oscuridad. Libro 1: Fuego Celeste. --------------------------------- Una noche, Skylar Garroway despierta entre gritos y lágrimas debido a un dolor cortante que la desgarra desde adentro. Siempre había tenido pesadillas, pero nin...