Skylar
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Skylar todavía se encontraba en ese delicado punto entre la realidad y el sueño. Percibía el ir y venir del despertar como la marea, pero estaba demasiado agotada. Su cuerpo se sentía pesado y un dolor de cabeza atroz aplacaba cualquier pensamiento que pudiera formularse en su mente. En ese estado, apenas era capaz de percibir e interpretar algunos fragmentos de la conversación que tenía lugar a su alrededor. Alguien estaba tomando su mano y la apretaba con suavidad.
—¿¡Qué fue lo que sucedió!? —la voz de Marion sonaba alterada.
Skylar trató de mover su mano libre, pero apenas logró efectuar algún movimiento. Estaba en una cama, podía sentir las sábanas suaves y frescas contra su piel. Trató de abrir los ojos, pero no tenía caso, había partes de su cuerpo que aún no le respondían.
—Estaba examinando sus niveles de MDL —la voz de Ragnor parecía un reflejo de su propio agotamiento—. Todo iba perfectamente...
La mano que la sujetaba se tensó y apretó un poco más su agarre, aunque no demasiado.
—Sí, claro, es evidente que así fue. —dijo Traian en un susurro lo suficientemente alto para que los demás presentes lo escuchasen. Era su mano la que estaba entrelazada con la suya. Se notaba molesto y preocupado, podía sentirlo a través de su vínculo.
—El proceso fue satisfactorio —continuó Ragnor, quien pareció restarle importancia al comentario de Traian—. Y los resultados fueron... increíbles. Sus niveles de MDL son insólitos —Ragnor bajó su voz al decir esto último—. Nunca había visto nada igual. Pero algo sucedió, tuve una visión y no fue como las otras. Esta fue muy poderosa. La premonición se basaba en una profecía, una profecía que la incluye a ella y...
—¿Qué quieres decir con que viste una profecía? —exigió Marion—. ¿Qué decía?
Pero antes de que Ragnor pudiera responder, alguien irrumpió en la habitación.
—Lord Gray, no debería estar hablando acerca de asuntos del Consejo con personal no autorizado —dijo la voz de una mujer que definitivamente ya había escuchado antes. Se trataba de Lady Tara Dawson. Su manera de hablar, petulante y engreída, resultaba inconfundible.
Percibió el sonido de unos pasos que corrían agitados por el pasillo.
—Lord Gray, cómo lo siento... —comenzó a decir la voz de una chica que sonaba como si le faltara el aire—. Traté de evitar que entrara, pero inmovilizó a mi madre con un hechizo que paralizó sus pulmones y tuve que atenderla de inmediato... —era Cloe, quien remarcaba cada palabra con una ira contenida.
—¿¡Atacaste a una de las guardas de esta casa!? —Ragnor sonaba como si hubiera perdido los estribos.
—Estaba interfiriendo con asuntos del Consejo —respondió Tara—. Tienes suerte de que no lleve el caso a los ancianos, o estos sancionarían severamente a tu cocinera y su... asistenta.
—¿¡Cómo nos ha llamado!?
Cloe en realidad era una chica de apariencia tranquila, dulce y servicial. En todo el tiempo que Skylar llevaba en la mansión, no la había visto —o escuchado— molestarse ni una sola vez, al menos no hasta ese momento. Fungía como una diligente sombra en la mansión, al igual que su madre, llevando a cabo sus obligaciones con esmero y dedicación. Tenía unos preciosos ojos grises oscuros y siempre llevaba el cabello castaño rojizo atado en un cuidadoso moño. Casi siempre usaba vestidos grises hasta la rodilla que la hacían ver sobria y distante como su madre, quien sí era estricta y rara vez se le veía sonreír.
—Ella es mi nieta. Esto me incumbe tanto o más que al puñetero Consejo —respondió Marion casi en un gruñido—. Así que no busques hacerme enojar, Tara Dawson.
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Fuego Celeste © [Disponible en Librerías]
FantasySaga Trono de luz y oscuridad. Libro 1: Fuego Celeste. --------------------------------- Una noche, Skylar Garroway despierta entre gritos y lágrimas debido a un dolor cortante que la desgarra desde adentro. Siempre había tenido pesadillas, pero nin...