Emmaline Prescott lo tenía todo. Los mejores hermanos del mundo. Dos padres que se aman. Un novio excepcional. También tenía sueños que estarían a punto de cumplirse. Era la mejor bailarina de su clase de ballet. Tenía el pase directo a Juilliard...
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Miré mi aspecto en el espejo de cuerpo completo, nuevamente. No estaba demasiado convencida de ir, hacía mucho tiempo que no salía. No para este tipo de ocasiones, en realidad no tenía en mente pensar asistir a la fiesta de compromiso que organizaron los papás de Jossie con el propósito de celebrar que su hija mayor se vaya a casar.
Entonces aquí estaba, mirándome al espejo, contemplando si no parecía demasiado informal por no llevar un vestido como sugirió mamá o como lo hizo Josette hace poco. Mi vestuario consistía en una blusa de holanes roja un poco larga, junto a un pantalón negro, me dije que no llevaría zapatillas de tacón, porque el simple hecho de tener que tolerarlas me causaba escalofríos. Así que tomé unos simples zapatos de piso negros.
—Emma, te ves hermosa —dijo la rubia detrás de mí, con una sonrisa tenue mientras sostenía a una Lili dormida.
Hice una mueca, evitando soltar un suspiro. No era ya la más bonita, ahora trataba de esconderme demasiado de las personas porque creía que solo me miraban con compasión, provocaba lastima en realidad.
—Gracias —musité.
Josette recostó a Lili sobre mi cama y se acercó a mí con una sonrisa. Posó sus manos sobre mis hombros y apoyó su barbilla sobre uno de éstos.
—Debería arreglarte el cabello, te verás sensacional con una coleta y...
—No, es mejor llevarlo suelto, estaré más cómoda... —la corté.
—Oye, si es por la cicatriz no tienes porqué preocuparte, no es visible si usamos maquillaje. Además esos ojos verdes serán lo que más llamarán la atención —me picó una costilla y me reí un poco por el acto.
—No, Josette, no me siento cómoda... y sinceramente no iría si no fuera por obligación a Jossie, aun me siento culpable por no acceder a sus deseos.
—Ella entenderá y —me sonrió más amplio—, te verías hermosa en un vestido para dama ¿no crees?
Reí, pero fue una risa amarga en realidad.
—Tú aquí eras la modelo, Josette. Yo ya no soy la misma chica de hace dos años y sinceramente no me siento capaz de serlo, ya no tengo los mismos ideales de antes.
—Bueno, como modelo te digo que hay chicas realmente hermosas y han encabezado revistas de renombre, pero tienes peores defectos, Emma. Y no se comparan con esa cicatriz que tú tienes.
—¿Listas, mujeres? —La voz de mi hermano mayor fue un gran alivio en ese momento, porque así pudo interrumpir esa conversación. Lo amo.
Josette se alejó de mí y sin decir nada se dirigió a la cama para tomar en brazos a Lilia. Dave rápidamente se acercó a ella y tomó a su hija para que pudiera tomar el bolso con las pertenencias de de la pequeña. Entonces solo acomodé mi cabello con los dedos y traté de que mi flequillo cubriera el lado izquierdo de mi rostro.