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30 DE JULIO

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Respira hondo, Emma...

Tuve que repetir en mi mente aquella frase por unas cincuenta veces más, porque sentía que el corazón se me saldría del pecho. Estaba en el departamento de Josette mientras esperaba la hora que ella me dijo a la que llegaba Annalise.

No todos los días se conoce a una chica embarazada, y que precisamente ese embarazo sea producto de mi hermano mellizo. Creo que debí haber estudiado más sobre genética, porque podíamos decir que por haber compartido tanto tiempo Elliot y yo en un mismo vientre, ese bebé era como un hijo mío. O bueno, ¡claro que no! Pero sí que podía salir pelirrojo.

La rubia se me quedaba mirando mientras tomábamos una taza de café con galletas que ella misma había preparado. Al parecer Josette estaba por inaugurar un pequeño negocio de pasteles y todo tipo de repostería, no habíamos hablado mucho del tema pero por el momento trabajaba desde casa administrando el negocio que dejó en París. La francesa estaba muy entusiasmada con la idea de preparar sus crepas especiales y mostrarlas de este lado del mundo.

—¿Crees que ella sepa de mí? —le pregunté a Josette mientras mordía la galleta y masticaba rápido—. Tengo miedo de saber que ella no quiere nada con la familia de Elliot.

Josette sonrió.

—No tiene ni idea, Em. Y claro que no te odiaría, ella es muy noble. La he conocido en estos días y sé que no dirá alguna grosería o algo por estilo.

En ese momento la puerta principal se abrió y por ella entró una chico de cabello castaño oscuro, mi primera impresión fue al verla cargar unas bolsas de supermercado junto a una mochila sobre sus hombros. Traía puestos unos short de mezclilla junto a una camiseta a rayas blancas y negras.

Me quedé quieta a verla girarse del todo por fin y sonreírle a Josette.

—Buenas tardes —habló.

Ella tenía una pizca muy notoria de pecas en el rostro, también en su nariz había un piercing, no era tan ostentoso como me había tocado ver en otras personas, pero a ella no se le miraba mal tras esa tierna mirada de niña dulce que tenía. Sus ojos eran demasiado llamativos y azules, llamaban demasiado la atención que podía quedarme mirándolos por mucho tiempo. No sé por qué el imbécil de Elliot la estaba dejando ir.

—Hola, Anna —dijo Josette, caminando hasta donde se encontraba para tomar las bolsas de sus manos—. Sabes que no era necesario que compararas las cosas, te lo dije en la mañana.

—Necesitaba hacerlo, no me iba a sentir cómoda.

La rubia rodó los ojos y suspiró.

—No te haré cambiar de opinión jamás. —Dejó las bolsas sobre la mesa y me sonrió para dirigirse de nuevo a la castaña que estaba detrás de ella—. Anna, quiero que conozcas a Emma, la hermana de mi novio.

—Es un gusto —me dijo ella para extender su mano—. Soy Annalise Kelly, pero dime Anna como todos lo hacen.

—Hola, Anna. Soy Emmaline en realidad, pero ya oíste a Josette, solo soy Emma.

—Emma es menor que Dave, es casi de tu edad. Podrían llevarse bien.

—Exacto, tengo veinte años —dije, sonriendo de manera entusiasmada al verla sonreírme.

—Oh, yo tengo dieciocho. Estaba en mi primer año de universidad hace poco.

—¡Excelente! ¿Qué estudias?

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora