Extra 02.

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CAPÍTULO UNO

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Estaba observando a las niñas de cinco años que entraron a la academia a la que yo asistía todas las tardes desde que tenía la misma edad que esas niñas. Esas pequeñas corrían de un lado a otro admirando todo a su paso, en especial sabía qué se sentía.

Alcé el mentón y mejor caminé hasta donde estaba mi aula, necesitaba comenzar a calentar antes de que llegara la instructora con su voz imponente y comenzara con sus críticas para nada constructivas. Ahí ya estaba Norah, mi mejor amiga, sosteniéndose de la barra y flexionando las piernas y brazos.

Dejé mi bolso colgado de un perchero y me acerqué a tomar posición detrás de ella.

—Llegas tarde, Eve —comentó mientras hacia pliés simples.

—Estaba viendo a las niñas nuevas que ingresan hoy. Me recuerdan tanto a ti y a mí a esa edad.

—Eso creo que fue hace más de diez años, Evelyn.

—Y en ese tiempo no haz podido dominar tus dos pies izquierdos —comenté con una sonrisa ladilla.

—Perra —Entornó los ojos y se separó de la barra para dar unos cuántos giros.

La clase transcurrió como siempre, eran las horas más tensas para las chicas que estaban en esa clase gracias a la instructora.

Judith Crawford había sido bailarina profesional y desde que se había retirado se dedicaba al intento de demolición de sueños de jóvenes que aspiran a llegar más alto en este arte. Personas como Judith llegaban alto, ella había estudiado en Juilliard y se había ido hasta una Academia de Europa a alcanzar sus sueños, cosa que había logrado. Pero una bailarina tiene el tiempo contado, y Judith había terminado con ese tiempo y regresó a casa después de unos diez años de sueños alcanzados.

Hice una mueca por el cansancio que estaba sintiendo, era demasiado para mí en estos momentos. No estaba en el mejor de los momentos, no quería llegar a casa y pensar en que mi hermano mayor estaría devastado.

Salí de mis pensamientos y me concentré mejor en lo que Judith indicaba, ahora se había puesto demasiado estricta conmigo, eso era porque yo había obtenido el papel de Odette, por eso ella se la pasaba poniendo más carga sobre mis hombros.

—Muy bien, eso es todo por hoy, señoritas. Ha sido una buena clase, descansen lo suficiente y practiquen. Las veo mañana —dijo ella mientras nos daba la espalda. A través del espejo ella posó sus ojos en mí, un escalofrío recorrió por mi espalda y enderecé mi espalda lo más que pude—. Evelyn..., necesito que te quedes unos momentos más. Tengo algo de qué hablar contigo.

Asentí de manera lenta con la cabeza y de inmediato todas las chicas comenzaron a tomar sus cosas y se retiraron del aula. Cuando no quedaban más personas que no fueran ella y yo, carraspeé un poco, llamando su atención.

—¿Para que necesita hablar conmigo? —pregunté.

—Seré muy clara, he iré rápido porque yo no soy una persona que se anda con rodeos, Emma. Pero en serio necesito que por favor mantengas los pies en el arte y los problemas los dejes fuera de esta aula. He notado que un gran cambio en ti desde la presentación de la obra, y no ha sido un cambio bueno. Quiero que te mantengas aquí, no en tus problemas.

—Yo estoy bien... No...

—No me mientras, Evelyn. Sabes que una forma buena de sacar todos los problemas es a través del coraje, sácalo mediante tus pies.

—Lo haré.

—Para mañana espero una mejor actitud. No quiero errores. Si tú fuiste Odette, fue porque confiaba en ti y no me decepcionaste, no quiero que vengas a decepcionarme justo ahora.

Solo asentí, sin decir una sola palabra a eso.

Ella hizo un ademán para que saliera del lugar y entonces tomé mis cosas con rapidez y caminé también lo más rápido que pude.

Al abrir la puerta me topé con el hijo de ella. Judith tenía a un hijo, uno de mi edad, y que sabía del que me tenía que mantener alejada porque por más que yo quisiera no podía tener. Richard ya había dejado las cosas muy en claro desde que teníamos doce, cuando me dio mi primer beso en una excursión. Respiré hondo y pasé por su lado sin decir una sola palabra.

Él cortaba mi respiración y hacía que mi corazón latiera tan rápido que me daba miedo. Ya pasaron tres años desde ese beso, y también intenté borrarlo de mi mente con otros besos de otros chicos, pero no. Mamá dijo que las primeras veces nunca se olvidan y ella tenía razón.

Para mi mala suerte Richard estudiaba en la misma preparatoria que yo, y estaba preparándose para las selecciones de lacrosse junto a mi hermano mellizo. Había días en las que se aparecía por mi casa buscando a Edén para ir a los entrenamientos.

Volteé hacia atrás, en donde estaba él, y lo noté observándome.

Pero era imposible.

Él lo había dejado claro cuando me dijo que era una egoísta y engreída.

Yo tuve la culpa. 

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Ahora sí, volví ♥

Creo que es momento de tomar las riendas de la historia otra vez, y nada mejor que con un extra. Van a ser varios extras, porque son relatos cortos de la historia ficticia de Gerard y Emma. 

Hay que recordar que hay personajes que se relacionan mucho, porque aunque lleven distintos nombres, sí son parte de la historia, pero con distintos nombres porque es Emma la que está escribiendo un libro. Y ella se inventa sus propios personajes xd

Espero que les haya gustado, de verdad. Nos vemos en el siguiente capítulo ♥

Hasta pronto ♥

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora