09.

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UNA NUEVA PERSONA

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Canción: Fight song — Rachel Platten


Después de este día, supongo que algo cambió. En muchos sentidos porque considero que haberme desahogado delante de la tumba de Gerard me cambió la vida. Y era extraño.

Bien, no. Nada era tan diferente, supongo que la única diferencia era que yo podía decir que se sentía bien decir lo que se piensa. Sacar de tu pecho todas aquellas verdades que se embargaban ahí, que se mantenían ocultas para las demás personas porque no es lo mismo decírselo a alguien ajeno a esto, a decírselo a la persona que merece saberlo aun cuando ya no pueda escucharnos. Aun cuando ya no esté en esta vida.

Visualicé por la ventana de mi habitación a mi papá, venía cargando con su maleta. Traía puestas unas gafas, porque con el paso de los años su vista se fue cansando, también había algunas canas en ese cabello sumamente oscuro, y sí, ya no quedaba mucho de ese chico que alguna vez mi mamá me describió que fue. Las fotografías confirmaban que papá cambió y es bueno ver que esas arrugas que se forman en su rostro son a causa de las muchas sonrisas que ha dado a lo largo de los años.

Salgo de mi habitación y bajo las escaleras lo más rápido que puedo. Lo recibo ayudándolo con su maleta y le doy una sonrisa. Papá frunce el entrecejo pero de igual manera me devuelve la sonrisa.

—Es raro que estés tan de buen humor, Emma —comenta. Se acerca de nuevo a mí y me da un beso en la mejilla—. Me gusta más así, Emma Encantadora.

—Pensé que era la princesa.

—Sí... Lilia es ahora la princesa. Lo siento —se encoge de hombros—, pero esa niña es la que te ha quitado del trono.

Suelto una risa y me acerco a abrazarlo. Porque no me pueden pedir que no lo haga cuando el día de hoy he pasado por algo que creí que sería mi muerte. Eso me hace pensar demasiado en el hecho de que si pensé mucho en morir, estaba equivocada. Ahora entiendo que si yo muero, perdería mucho. Tengo una familia, tengo a personas que darían el mundo entero por mí, a personas que cada día me demuestran su amor. No puedo rendirme así como si nada, no puedo solo decir que mi vida se acaba.

Amo a Gerard aun cuando haya muerto.

Y me duele aun haberlo perdido, pero mi mundo no se puede acabar ahí. No. Me niego a rendirme ahora.

Sentí muchas cosas esta tarde, sentí que perdería todo. Después de que Jacob me haya traído a casa, no pude solo salir del auto y decirle adiós como si nada. Hubo palabras que él me dijo, que aun sin siquiera haberme conocido, me hicieron sentir como si me conociera de toda la vida.

Cerré los ojos con fuerza, abrazando a papá y sosteniéndolo con más fuerza porque temía por todo aquello que estuve a punto de perder hace dos años; todo ese amor que mi familia me daba.

—Estás muy extraña hoy, Emmaline. ¿Sucede algo? ¿Hay algo que me quieras decir? ¿Quebraste la vajilla de tu madre?

Volví a reír, ahora entre dientes. No le podía decir a papá que estuve en el hospital, no le podía decir que me desmoroné en el cementerio, y tampoco le podía decir que un desconocido me trajo a casa. Bueno, aunque no es que esperara a que Jacob se quedara en solo desconocido. Me había pedido mi número de teléfono y se lo había dado, porque no veía nada de malo en que él quisiera mandarme un mensaje de vez en cuando. Jacob había sido una persona demasiado amable y atenta como para que yo no fuera lo suficiente confiada y le diera ese dato de mí. Ahora estaba esperando algún mensaje de él, y realmente esperaba que las cosas funcionaran y se volviera alguien cercano a mí.

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora