LOCURAS DE AMOR
***
—Muchas gracias por la cena —dije.
Alec asintió y sonrió de medio lado mientras me pasaba a Geraldynn, antes de despegarse por completo de ella, dejó un pequeño beso en su frente. Yo sostuve a la bebé mientras los dos estábamos en la puerta principal. La verdad es que no me sentía muy cómoda con esta despedida, no la sentía igual.
—Sabes que si necesitas algo puedes pedírmelo —Y es que el solo hecho de escuchar esas palabras sabía que venían acompañadas de otro significado.
—Estamos bien por el momento —respondí.
Miré un momento hacía el interior de la casa, esperando que mamá no estuviera espiándonos. Y es que sí, en efecto que lo estaba haciendo mientras esperaba de brazos cruzados en el pie de las escaleras.
Me giré hacia Alec de nuevo, y traté en serio que esto no se volviera incómodo, pero es que ninguno de los dos tenía nada para decir, así que...
—Buenas noches, Alec.
Él apretó los labios en una fina línea y asintió.
—Buenas noches, Emma.
Comenzó a caminar de espaldas solo unos cuantos pasos antes de finalmente caminar hasta su auto, se despidió con la mano para después subir a su auto. Suspiré cuando lo miré alejarse.
Cerré la puerta con sumo cuidado antes de poder girarme a mamá que me miraba con una ceja elevada.
—Ni me mires así —le advertí—. No voy a ceder.
Ella se encogió de hombros.
—Yo no soy la que se está haciendo dañó a sí misma por el orgullo. Así que allá tú.
Fruncí el ceño, y ella en respuesta negó con la cabeza para poder subir hasta la segunda planta.
Miré a mi hija unos segundos antes de caminar detrás de mamá, recosté a mi pequeña Geraldynn en mi cama para poder ir hasta donde estaban mis cajones. Después de eso caminé hasta la habitación de mamá de nuevo, para poder encontrarla haciendo algo en su computadora, parecía demasiado concentrada editando algo al parecer.
Sonreí un poco al verla así.
—¿Muy ocupada? —le pregunté.
Ella levantó la cabeza de su ordenador y negó con la cabeza.
—Solo estaba viendo las fotografías del día de tu boda, nadie tocó las fotografías por lo que pasó después de todo.
Bufé.
—Era obvio que nadie querría recuerdos de los recién casados divorciados —bromeé—. Sabes que yo no hubiera podido con eso.
—Antes no, pero ahora sí. —Me hizo una seña para que me sentara junto a ella en la cama y me acerqué para poder observar que en efecto ahí estábamos Alec y yo, en el altar con una sonrisa en el rostro sosteniendo nuestras manos—. Fue uno de los días más felices de tu vida. Era como el final de cuento de hadas perfecto.
—Con el que concluimos como uno de los peores finales de la historia. En serio, mamá, no abras esa herida.
Ella me miró, pero era la clase de mirada que te dan las mamás cuando te van a dar el sermón de tu vida.
—Fue el mejor día de tu vida porque le estabas entregando tu vida al hombre al que amabas con toda tu alma, Emma. El que Alec te haya lastimado con la verdad de su identidad no hace que su historia de amor termine ahí, solo tú sabes lo que aún sientes por él, solo tú sabes cómo es que aun te derrites por él. Y si en serio quieres que te dé un consejo, ahora, puedes tomarlo de una viuda que siente que el tiempo con su esposo no fue suficiente.

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Sueños rotos [COMPLETA]
RomansaEmmaline Prescott lo tenía todo. Los mejores hermanos del mundo. Dos padres que se aman. Un novio excepcional. También tenía sueños que estarían a punto de cumplirse. Era la mejor bailarina de su clase de ballet. Tenía el pase directo a Juilliard...