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LÁSTIMA

—Un día me contó un viejo amigo que las cosas más importantes en la vida son aquellas que sin esperarlo, soñamos. No sabía qué tan cierto era hasta que me encontré con una hermosa pelirroja en esa fiesta, sus ojos azules brillaban ante la luz de la luna y una cálida piel pálida era la que brillaba en la oscuridad de la noche. Supe en ese momento que ella era la persona que cambiaría mi mundo en cuestión de tiempo —Di un largo suspiro al escucharlo, no me importaba ver a mi alrededor porque lo único que me importaba era ver sus ojos cafés en ese momento—. Emmaline era la chica de mis sueños, la que quería para pasar el resto de mi vida, me brinda la esperanza necesaria para querer vivir. La amo y por eso brindo por mi esposa. La señora Evans.

Alec levanta su copa y sonrío como niña ilusionada por las cosas que están a punto de venir a su lado.

Aún recuerdo el día que nos conocimos, cuando yo era una chica insegura llena de miedos que no creía en la posibilidad de volver a ser feliz, casi no sonreía y si lo hacía era porque podía ver a mi sobrina siendo feliz con la inocencia que una niña posee. Cuando las personas me decían que podía volver a comenzar desde cero y encontrar la felicidad con alguien más no lo creía, porque había perdido todo.

Cuando lo veo caminar hacia mí con una de las sonrisas más encantadoras que he visto me da la mano y la tomo sin dudarlo porque sé que esto es una señal de que seremos felices por el resto de nuestras vidas.

—Te amo —le digo. Sus ojos cafés se iluminan cuando esas palabras salen de mi boca.

Cuando miro a mi alrededor y observo a toda mi familia y amigos es cuando sé que puedo ser feliz y que probar la felicidad es maravilloso. Puedo conservar este momento para toda mi vida, puedo recordar a las personas y cada una de sus funciones en mi vida, puedo probar de la felicidad y no hacer caso omiso de agradecer por todo lo bueno que me ha dado la vida.

Mis padres están aquí, mis hermanos y sus familias. Sin duda sé que estamos completos.

—Gracias por todo —murmuré, inclinándome cerca de sus labios para depositar un beso suave—. Gracias por la maravillosa familia que me has dado, Alexander Evans.

—No. Gracias a ti, Emmaline Evans, por la gran oportunidad de hacerte feliz.

Me abrazó completamente y dejó un beso sobre mi frente. El calor de sus brazos me abrigó del frío de febrero.

—Veo mucha miel por aquí —murmuró alguien a nuestra espalda. Cosa que claramente no me gustó escuchar para nada de esa persona.

Aún abrazándome, Alec se giró para ver a la persona que nos habló. Mi semblante cambió por completo al ver a los ojos a Lauren Callahan, quien venía en un escotado vestido rojo, su cabello oscuro hacia qué sus labios se vieran demasiado llamativos con ese mismo color. Sus ojos azul verde me hacían sentir pequeña, pues el tamaño de sus curvas no se comparaban para nada a las mías.

Aún no entendía como es que ella estaba aquí, le dejé en claro a Alec que no me agradaba su presencia.

—Felicidades, señores Evans —dijo. Había un poco de acidez en sus palabras, como si le contara decirlo.

—Gracias —musité.

—Es una pequeña boda para una pareja tan teatral —Observó todo alrededor y fruncí el ceño por sus palabras—. Pensé que vería los fuegos artificiales como señal de su amor.

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora