15.

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RENOVADA

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No pude descifrar al cien por ciento las emociones que pudieron haber pasar por el rostro de Alec. Frunció el ceño y también tomó una grande respiración después de ello. No estaba segura de lo qué él realmente quería, pero yo sí estaba segura. De mí misma.

Justo en ese momento su rostro fue descendiendo poco a poco, hasta que sus labios tocaron los míos. Era una tortura maravillosa, quería poder terminar con esto, pero si quería ir lento sería lo mejor.

Su mano se detuvo en mis caderas y poco a poco fue elevando la blusa que llevaba puesta, acarició muy lentamente el área de mis costillas mientras descendía de mis labios hasta llegar a mi cuello, en ese entonces solo pude cerrar los ojos con fuerza por las sensaciones que estaba causando. Esto en serio se sentía tan bien... Era diferente, muy diferente. Los besos en el cuello se detuvieron para darle paso a mi clavícula, a mis hombros y poco a poco ir buscando más lugares que la blusa pudiera exponer. En ese momento mi blusa ya le estorbaba y decidió sacarla. Ni siquiera supe a dónde fue a parar.

Sus labios volvieron a los míos, pero esta vez con mucha más fuerza, estaba demasiado embelesada por él, por cada movimiento que daba las cosas se ponían mejor. Cada vez que él tocaba un punto de mi piel expuesta, me erizaba —como si eso fuese más que imposible. Mis manos lo tocaron, lo hicieron, oh, realmente no podían perderse nada de esto. Pasé mis manos por debajo de su camiseta y acaricié su abdomen, podía sentir los músculos marcados. Él se sostuvo con sus dos brazos y se separó un poco más de mí.

Nos miramos unos momentos antes de que él se sacara la camisa que llevaba puesta, en ese momento solo contuve la respiración porque ahora temía un poco, ya no habría marcha atrás, solo tendría que dejarme llevar y después empezar a preguntarme lo qué realmente sentí. Pero sabía que Alec entendía que en estos momentos solo era sexo, nada más. Nosotros aún no podíamos determinar esto como algo más allá del sexo porque no teníamos el tiempo suficiente de conocernos, no sabíamos si esto era algo que iba a funcionar.

Los ojos de Alec en ese momento encontraron los míos, fueron unos segundos los que nos miramos antes de yo lo tomara por la nuca y lo besara, estaba más decidida ahora que sabía que no podía retroceder, estaba exhausta de no saber nada de mi vida, porque últimamente pensaba mucho las cosas, y si ahora me ponía a pensar terminaría llorando y lo único que quería hacer es disfrutar.

Los besos que nos dábamos estaban demasiado fuertes, en cada que segundo que pasaba las cosas comenzaban a calentar más porque sus manos no me estaban pidiendo permiso para tocarme, él ya sabía que tenía accesibilidad para todo. Comenzó un leve recorrido a través de mis piernas, un suspiro brotó de mis labios, él lo notó porque sonrió.

—¿Nerviosa? —preguntó.

Negué repetidas veces con la cabeza y me concentré en él, solo en él.

Sus besos en el cuello me estaban dejando sin aire, era demasiado para haber pasado dos años sin tener sexo, mis ojos se cerraban con fuerza cuando comenzó a besar y mordisquear por encima del sujetador, comenzó a bajar las copas dejando mis pechos al descubierto, yo me alcé un poco para poder desabrocharlo y sacarlo por completo. Alec me miró en ese momento con demasiada atención, estaba comenzando a ruborizarme cuando él miró esa zona, había cicatrices ahí, estaban las quemaduras, las cicatrices que quedaron por aquellos cristales... Había mucho que observar ahí aparte de mis senos, pero él no dijo nada.

Volvió a su tarea de hacerme sentir bien cuando comenzó a besarme, cuando lamió, mordió y jugó todo lo que quiso con mis pechos. Yo soltaba pequeños suspiros mientras me aferraba a su cabello con fuerza, no podía creerlo cuando él deslizó su mano entre mi pantalón y buscó hasta que encontró el punto exacto que logró sacarme un gemido. Mierda.

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora