46.

4.3K 289 31
                                        

TONOS VERDE OSCURO

• • •


—La primera cosa que se me viene a la mente cuando pienso en Daniel es la palabra destino —Ella mira la hoja que tiene entre sus manos y después nos mira a nosotros. Parece demasiado firme, pero sigo temiendo por verla derrumbarse—. Después de mucho tiempo entendimos que todo lo que habíamos vivido era para crecer como personas y ser dos adultos al momento de formar una familia. Siempre era encontrarnos y enamorarnos, cada vez nos amabamos más que la anterior.

Las palabras de mamá hicieron que esas ganas de llorar volvieran de nuevo porque en serio estaba hablando de todo lo que ella me había contado acerca de papá.

No había palabras para describir todo lo que sentía en este momento, ya no podía hablar acerca del dolor que estaba sintiendo, simplemente se sentía como un fuerte agujero dentro de mi corazón que dolía demasiado.

—Mi esposo era un hombre encantador, con cualidades no perfectas, pero sí peculiares —continuó. Miró su fotografía y sonrió un instante, como si recordara algo—. Él siempre decía que sus virtudes lo hacían lo que era y que sabía a la perfección que tenía mucho de que alardear ya que habíamos tenido unos bebés hermosos, esos bebés que supo criar y educar para que fueran unos adultos responsables y llenos de valentía en el interior que ni ellos mismos saben que tienen. Les hablamos de los sueños a nuestros hijos acerca de los sueños porque él creía que esos sueños eran los que nos tendrían de pie, que nos podrían hacer luchar por lo que realmente quisiera nuestro corazón.

»Recuerdo que la primera vez que miré a Daniel supe que pondría mi mundo de cabeza, con el simple hecho de conocer a ese chico atractivo con sonrisa encantadora era de esperarse que toda mi mente rondaría solo en él. Él siempre me dijo que lo de nosotros estaba predicto por el destino porque desde qu éramos unos niños de cinco años supimos que esa conexión comenzó, esa chispa que encendió todo el amor que nos tuvimos... Y nos dio lo mejor del mundo; nuestra familia.

»Una frase que siempre me repitió fue "Sabes que estamos destinados, entre al antes, ahora y todas las vidas que nos quedan por delante". Solo espero que cumpla su promesa de que todas esas vidas nos amemos con la misma intensidad como lo hicimos en esta.

Mamá se bajó del estrado y se sentó junto a mí de nuevo, sus ojos verdes seguían demasiado llorosos, y en serio me pareció que estaba un poco más tranquila, pareciera que estaba asimilando el hecho de que su esposo estaba siendo despedido por todos los seres que lo queríamos.

Miré a tía Danna, la hermana menor de papá, derrumbarse un momento mientras se acercaba a su ataúd para despedirse de él, porque en ese momento se me partió el corazón verla tan destrozada por su hermano mayor. Su llanto era inconsoable como lo había sido el de mamá la noche anterior, su hijo estaba aquí, apoyándola en todo momento mientras que los demás se acercaban a darnos sus condolencias.

Me acerqué a su ataúd después de que mis dos hermanos lo hicieron, en ese momento no me sentía preparada aun para decirle adiós, creo que después de todo este era el momento del que huía, tener que decirle adiós al hombre que tanto me había hablado sobre los sueños, que tanto me había ayudado a superar la muerte del hombre que creía era para toda mi vida, era quien me abrazaba por las noches de pesadillas, el hombre que desde antes de yo saber que estaba embarazada ya lo sabía, y es que era normal, ese hombre era mi papá.

Limpié una de las lágrimas y después de eso toqué la fría madera, mis manos estaban temblando y sollocé en silencio mientras dejé la flor blanca que había traído para él.

—Creo que después de todo me tocó vivir el hecho por el que huía, papá... —Tragué en seco—. Gracias por todo, no sabes cuánto te agradezco todo lo que hiciste por nosotros, gracias por todo el amor, por la paciencia... por tus consejos... Por favor, prometiste que nunca nos dejarías caer —susurré esto último recordando el día de mi boda con Alec, donde prometió nunca dejarme caer. Aunque justo ahora esté sintiendo que estaba cayendo al vacío, era una caída completamente libre sin paracaídas, en donde todo ese dolor no tenía fin.

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora