Emmaline Prescott lo tenía todo. Los mejores hermanos del mundo. Dos padres que se aman. Un novio excepcional. También tenía sueños que estarían a punto de cumplirse. Era la mejor bailarina de su clase de ballet. Tenía el pase directo a Juilliard...
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—¿Estoy mal por pensar así? —pregunté a la chica de cabello rubio teñido. Durante el proceso ella se convirtió en mi mejor amiga, bueno, después de Natalie.
Ella suspiró, sosteniendo su libreta contra sus piernas.
—Emma, muchas veces nos equivocamos, y eso es un proceso que se resuelve con el tiempo y las decisiones que debemos tomar para resolver el conflicto. Sabes que por lo que pasaste fue un proceso demasiado duro y difícil de aceptar, porque de la noche a la mañana despertaste y te encontraste con todas las malas noticias. Pero piensa en algo más, piensa en todas esas cosas que siempre dijiste que no harías solo por mantener a raya tus sueños más importantes.
—No sé ni cuáles eran mis sueños antes del accidente —admití.
—Encontrarás tu pasión, tu manera de vivir y serás una Emma renovada. Piensa en las cosas que quería Gerard para ambos.
—Estás usando eso de nuevo en mi contra, Astrid —le dije de mala gana. Ella soltó una risa.
—Eres increíble, Emma. Pero sabemos que hablo en serio, cuando me contaste de los deseos de Gerard... solo asimilé que él quería que fueras feliz, así que tómalo como una voluntad de él.
—Tal vez me rehúso a pensar que él se ha ido —susurré, mirando hacia un punto fijo en la pared blanca de su consultorio.
—Tal vez deberíamos trabajar en eso, Emma. Llevamos dos años así, es momento de que cambies un poco tu estilo de vida. Te has pasado tanto tiempo encerrada, aislada de todos.
—Me da vergüenza, Astrid.
—No vencer tus miedos provoca que no avances, tienes miedo de que las personas vean las cicatrices. Y si sales a algún lugar las escondes. Emma, debes dejar de creer que las personas te tienen lastima.
—Al menos ya salgo un poco más —me encogí de hombros, ignorando el sermón de Astrid. Trago en seco antes de poder decir en voz alta lo que llevo pensando desde el fin de semana, desde la fiesta exactamente—. Conocí a un chico en la fiesta de compromiso de Gabriel y Jossie.
Ella elevó una ceja y me miró incrédula.
—¿En serio? ¿Cómo te sientes respecto a eso?
—No lo sé... En un principio me sentí como una Emma normal, como si nada de lo que viví hubiera pasado, pero sabemos que no es así, por lo que terminé huyendo de él. Pero desde entonces no he parado de pensar en él, me miraba con una sonrisa todo el tiempo, me miraba, Astrid. Y eso me aterraba, porque todo el tiempo pude fingir ser alguien normal, cuando en realidad no lo soy.
—Emma, siempre vas a seguir estancada, debes darte la oportunidad de salir adelante. Así como lo hace tu hermano.
—Dave es distinto, ya amaba a otra persona cuando murió Hannah. Sabíamos que aunque Hannah sobreviviera ellos no volverían a estar juntos... Solo los uniría Lili.