ERES MUY VALIENTE
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Mantengo mi vista en esa piedra finamente tallada, con una letra pequeña está la fecha exacta de cuando sucedió ese accidente. Cierro mis ojos con fuerza y mantengo la calma, intentando no llorar más.
Mirar la lápida de Gerard aun dolía, se sentía ese vacío en mi corazón. Se sentía peor que el primer día incluso, y ahora, en este momento me sentí con el valor de venir a traer un ramo de flores. Necesitaba estar aquí, necesitaba saber que esto era real, que aunque ya no esté, sigue latiendo este amor por él aun.
Retengo el sollozo en medio de mi garganta, pero mi labio inferior comienza a temblar debido al fuerte dolor que aun siento. Mi cuerpo se sacude conforme dejo escapar todo esto que siento, todo el dolor que aun se siente con su partida. No quería esto, no quería llorar por esto, no quiero dejarlo ir todavía.
No puedo.
Vuelvo a cerrar los ojos con fuerza y me digo que debo continuar, que debo avanzar. Y asistir al cementerio ha sido un gran paso para mí, porque desde que él murió solo una vez he venido. Y me siento miserable ahora, tanto por el hecho de no haber venido más veces, como por no ser lo suficientemente valiente y enfrentar la realidad de las cosas.
Saco todo lo que he guardado dentro de mi pecho por mucho tiempo, limpio las heridas de mi alma, las abro y saco todo el dolor que ellas han retenido. Porque por más que mis heridas hayan sanado; quedaron las cicatrices y esas están reteniendo todo el dolor que siento en estos momentos.
Miro alrededor y no hay nadie ni nada que me impida llorar. Así que solo vuelvo a llorar, a soltar esos sollozos desgarradores que hacen sentirme parte de la realidad.
—Perdóname —suelto, sollozando—. Perdóname por sentir esto que sentía por ti en alguien más... Yo te sigo amando, Gerard Baker.
Recuerdo con él cada momento, cada pequeña discusión, momento romántico y tiempos felices en mi vida.
Todos los besos.
Todas las caricias.
Palabras de aliento.
Su amor.
Todas esas son cosas que yo no puedo olvidar de la noche a la mañana, y tampoco puedo borrar de mi memoria cada una de esas cosas, no puedo permitirme dejar a Gerard en un simple recuerdo cuando él lo fue todo. No encuentro la manera adecuada para decirle adiós. Y tampoco creo que sea el momento de decirle adiós.
Hay personas que marcan momentos importantes en tu vida, pero también hay personas que marcan tu vida, y Gerard fue una de esas personas. Marcó mi vida, dejó todo en mí. Me enseñó todo lo que hay en la vida, aprendí de él todo. Me enseñó a ser mejor persona, me mostró que la soberbia no era algo bueno en mí. Y que podía ser mejor persona si me lo proponía, también recuerdo que me mostró que en la vida no hay imposibles, que no puedo simplemente rendirme en la primera caída.
—Lo fuiste todo para mí —sollocé de nuevo—. Fuiste el que me enseñó todo lo que pude haber sido, pero también me mostraste lo que es el verdadero amor, el sincero y más puro amor. Y justamente por eso aun no estoy lista para dejarte ir, no puedo y por más que trate de vencer este dolor, no puedo simplemente dejarte en el recuerdo. No puedo con todo este amor presente aun.
Por un momento sentí, juro que lo sentí, como me embargaba esa sensación de felicidad de nuevo. A lado de Alec las cosas parecían sencillas, pero no me iba a enamorar de él de la noche a la mañana, porque sabíamos que no, eso aun no sucedería.

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Sueños rotos [COMPLETA]
Roman d'amourEmmaline Prescott lo tenía todo. Los mejores hermanos del mundo. Dos padres que se aman. Un novio excepcional. También tenía sueños que estarían a punto de cumplirse. Era la mejor bailarina de su clase de ballet. Tenía el pase directo a Juilliard...