29.

4.3K 303 67
                                        

NO HAY NADIE MÁS

• • •

→ A L E C ←



Sostuve a Emma mientras lloraba, no se calmaba, sus sollozos llenaban toda nuestra habitación mientras se aferraba como niña pequeña a mis brazos. Las lágrimas que iban saliendo de sus ojos, las limpiaba y acariciaba su mejilla para que supiera que no está sola. Sus hermanos se aferraron en estar con su padre mientras que ella y su madre fueron enviadas a casa. La señora Ellison estuvo reacia a irse, pero Dave la envió con Josette y Lilia, que la menor, alegaba que quería a su abuelo.

—Tranquila, amor —susurré—. Todo va a estar bien.

No encontraba las palabras para decirle a Emma que estaba bien, su padre era un hombre fuerte que tenía aún tiempo por delante a pesar de la condición en la que se encontraba. Sus ojos azules seguían demasiado cristalizados.

—¿Por qué, Alec? ¿Por qué él? —lloró. Sus preguntas se quedaban en el aire cuando intentaba responderle, aunque no sabía cómo tenía que buscar las respuestas.

Cuando ella se quedó dormida, busqué mi teléfono para llamar a Dave, necesitaba saber las cosas por allá en el hospital. El teléfono de Dave sonó un par de veces antes de contestarme.

—¿Alec?

—¿Cómo sigue tu papá? Emma acaba de quedarse dormida.

Un largo suspiro se escuchó por parte de mi amigo. Ya podía verlo sosteniéndose el puente de la nariz y cerrando los ojos con fuerza.

—El doctor dice que podrá darlo de alta mañana siempre y cuando él cumpla con todas las indicaciones. Cuando dijo le dijo que la fase cuatro iniciaba, él lo tomó con calma, como si supiera que eso pasaría.

—Es tu padre, Dave. Él es así.

—Esperé verlo diferente, Dave. Solo... Está tranquilo, como si nada de esto estuviera pasando. Todo comenzó en el hígado, ahora se está expandiendo a los demás órganos el cuerpo, es cuestión de tiempo.

—¿Nadie más que tu madre lo sabía?

—Sí. Papá ha estado asistiendo a radioterapia todo este tiempo, pero ahora será suspendida y tomará en tratamiento adecuado.

—Cualquier cosa me llamas, Dave, por favor.

—Gracias, Alec. Yo llamaré.

Después de haber colgado la llamada de Dave, suspiré. Había cosas en la familia que aprendí, y es que los Prescott siempre serán así de unidos en situaciones así. Es impresionante la fuerza que toman como familia cuando alguien cae, lo ayudan a elevarse de tal manera que no hay duda alguna, esa persona se levanta.

Cuando entré de nuevo a la habitación estaba relajada, soñando, porque tenía el ceño fruncido y los labios entreabiertos. Cuando decidimos dar un paso más y comenzar a vivir juntos supimos las cosas que se nos venían encima, ella daría un gran paso porque después de todo lo que había pasado, había decidido por sí misma.

Me acerqué hasta donde estaba ella, me recosté a su lado y tomé su mano, jugando con sus delicados dedos, esos que hacían grandes historias frente a la computadora. Era grande la magia que hacían cuando estaba sentada y tecleaba las palabras que ahora la hicieron una grande escritora. Sus historias se convirtieron en algo que ella misma sabía, eran un éxito.

¿Qué sentí cuando leí Tal vez, solo tal vez? Me sentí como la persona más miserable del mundo por haber destruido eso que poco a poco construyó con Gerard. Nunca me habló de los sueños que tenía antes del accidente, tampoco la intensidad con la que amaba a ese chico, pero lo supe en el momento que leí ese libro, supe que sentía muchas cosas por él aun. Supe que nada es más fuerte que el amor que Emma sentía por Gerard, o la ilusión por cumplir sus sueños.

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora