NO VOY A INTENTARLO
• • •
Habían pasado varios días ya desde que llegué a Phoenix, y aun no me atrevía a hablar con Dave, tenía muchas ganas de hacerlo, pero decidí que no lo haría porque espera que su actitud cambiara un poco.
Llevaba toda la mañana en casa, Alec me envió un mensaje diciendo que vendría para poder llevarse a Geraldynn con su familia, no puedo negarle sus derechos porque entonces serían más problemas, y lo mejor es que simplemente se la llevara, así yo podría estar un poco más tranquila mientras paso tiempo con papá en el hospital.
La verdad es que me daba un poco de miedo todo este asunto con papá, los doctores habían dicho que el pronóstico de vida era muy poco y que estuviéramos preparados por cualquier cosa, sin embargo, todo parecía indicar que él se lo tomaba con demasiada calma.
Llegadas las once de la mañana escuché el timbre sonar y bajé con la maleta hecha mientras la pequeña se quedaba en su cuna, una que mis hermanos habían instalado desde que llegué, verla ahí, sumida en su sueño y su carita tan bonita me hizo sentir orgullosa de lo hermosa que era y lo inteligente que demostraba ser, sin embargo, sentí un poco de peso en mi pecho al recordar las palabras de Dave. Y más culpable me sentía yo por pensar que tener a Geraldynn después de todo era un error, pero no. Me enfermaba incluso pensar eso. Jamás habría podido abortarla o entregarla a una casa de adopción. Nada de eso pasó por mi mente siquiera, hasta que miré como su rostro traía demasiadas características de su padre.
Abrí la puerta dejando ver a Alec con el cabello corto y bien peinado, lucía más joven y más descansado. Así que simplemente le indiqué que pasara.
—Geraldynn está en la habitación, iré por ella —le avisé antes de prácticamente correr cuesta arriba.
Tomé a la pequeña que traía puesto un vestidito con estampado en flores y una tiara amarilla esta vez. Ella ni siquiera se inmutó del brusco movimiento al agarrarla, así que la acuné en mi pecho para poderla llevar hasta donde estaba su padre.
A Alec le brillaron los ojos en cuanto me vio con ella en brazos, y la miró con el ceño fruncido.
—¿No la puedo despertar? —preguntó, y esa pregunta me causó confusión.
—¿Quieres que vaya llorando todo el camino?
—¡No! —La tomó en brazos y la miró, entonces se relajó cuando se acercó mucho a su rostro—. Es la paranoia de pensar que puede pasarle lo mismo que a Nathan. Solo eso.
Lo miré con un poco de compasión, porque lo entendía, incluso yo también era paranoica cuando ella estaba dormida por mucho tiempo.
—Te entiendo —le dije.
—Ella es la única que hace que mis días sean buenos, Emma.
—Sí, lo sé. —Él quiso tomar la maleta, pero yo misma la tomé antes para poder así acompañarlos hasta la entrada de la casa donde estaba su auto estacionado.
Iba hacia donde estaba el auto que mamá me había prestado con la silla especial para Geraldynn.
—Emma, no te molestes, yo mismo fue a comprar todo un equipamiento para Geraldynn, así que tengo todo lo necesario para su seguridad.
Pude respirar un poco más tranquila cuando me lo dijo porque en serio que me ponía nerviosa de saber que estaría alejada de mi hija por tanto tiempo. Aunque a decir verdad lo que realmente me ponía nerviosa era estar cerca del padre de mi hija.
ESTÁS LEYENDO
Sueños rotos [COMPLETA]
RomanceEmmaline Prescott lo tenía todo. Los mejores hermanos del mundo. Dos padres que se aman. Un novio excepcional. También tenía sueños que estarían a punto de cumplirse. Era la mejor bailarina de su clase de ballet. Tenía el pase directo a Juilliard...