D

9.3K 715 25
                                    

Entré en el lugar que más odiaba. Pensar en el hospital me traía recuerdos tristes de diferentes personas, como mis abuelos. Pero allí estaba, entrando al hospital después de un año de mantenerme alejada de ese triste lugar.

-Piso tres, por favor- pedí.

Salí del ascensor y empecé a caminar con el ramo de flores que llevaba en las manos.

-Ciento seis, ciento seis- repetí para mí misma.

No sería la primera vez que me perdía en ese hospital. Ya había ido muchas veces, pero el hospital era como un laberinto. Saltaba habitaciones y algunos números ni siquiera estaban bien pintados.

-Ciento seis, ciento seis-

Encontré la ciento diez, pero no la ciento seis. Había cuatro habitaciones con los números a punto de desaparecer. Caminé dos habitaciones más y encontré la ciento cinco, lógicamente la puerta siguiente sería la ciento seis. Lastimosamente en ese hospital nada era lógico.

Entré en la habitación y vi a un chico sentado en una camilla. Me miraba directamente.

-Um... Lo siento... ¿Sabes dónde está la habitación ciento seis?-

Creí que ya sabía que yo estaba allí, puesto que miraba directamente al lugar donde estaba, pero no.

-¿Quién eres?-

Parecía realmente sorprendido de que haya alguien en la habitación aparte de él.

-Eh, yo... Lo siento. Mi nombre es Diana, me confundí de habitación...-

El chico parpadeó por primera vez desde que entré. Tenía algunas cicatrices en la cara y los brazos. Sus penetrantes ojos azules eran hermosos.

-¿Qué haces aquí?-

-Me confundí de habitación- repetí.

-No, me refiero a ¿Qué sigues haciendo aquí?-

-Oh...- su tono era molesto –Siento molestarte, solo quiero saber si sabes dónde está la habitación ciento seis-

-No, ni idea. Ya puedes irte-

Volvió a parpadear. Parpadeaba muy pausadamente. Me quedé paralizada en la puerta viéndolo. Su cabello castaño oscuro era enrulado y estaba despeinado.

-¿Ya se fue?- preguntó.

Se lo preguntaba más a él mismo que a mí. Allí entendí qué le pasaba al extraño chico.

-No... Yo... Lo siento- dije.

-¿Por qué sigues aquí? Ya te dije que no sé dónde está la habitación-

-¿Qué te paso?-

La pregunta salió de mi boca de repente, no pude contenerla.

Hubo un rato de silencio en donde el chico me miró con cara confundida.

-No... No quiero hablar de eso-

Su actitud molesta cambió a una de tristeza. No me gusta que la gente esté triste, no puedo soportarlo. Sentía la necesidad de consolarlo.

-¿Sabes? Leí una vez una frase muy linda "Y el ciego dijo "Deberían envidiarme todos, pues tengo la ventaja de amar a las personas por lo que son, y no por lo que aparentan ser""-

Hubo un rato de silencio.

-¿Por qué me dices eso? No tiene sentido. Uno no puede ver colores, formas, rostros. Por favor, ni siquiera puedo verte-

Por un momento creí que él iba a llorar.

-Y para empeorar las cosas tengo que estar en el maldito hospital sin nada que hacer-

-¿Te gusta leer?-

-¿Es en serio?- rio sarcásticamente -¿Siquiera me escuchaste? ¡Estoy ciego! ¡No puedo ver!-

-Lo sé. Pero podrían leerte. Podría leerte tu familia, tus amigos, incluso yo-

Me mordí la lengua, quizás no debería haber dicho eso.

-¿Por qué sigues aquí, hablas conmigo y te ofreces a leerme? No te conozco, no me conoces y un hospital no es precisamente el lugar más bonito para conocer gente-

-Sé que no nos conocemos, pero creo que me caerías bien. Y bueno, solo intentaba ayudar-

Bufó y yo suspiré.

-Sólo quería ayudar- repetí -leí una vez que cuando uno está triste...-

-¿Y a ti quién te dijo que estoy triste?-

-Tú, con la actitud que tienes. Triste y enfadado-

Calló un momento.

-Bueno, buscaré la habitación. Siento haberte molestado-

Cuando estaba a punto de tomar la perilla él habló.

-¿Volverás?-

De todas las preguntas posibles esa era la que menos esperaba. Tomé ese "volverás" como un "no vuelvas nunca"

-No, tranquilo. No te molestaré más. Se nota que quieres tiempo solo y ya encontraré la habitación-

-No quiero tiempo solo. Eso es lo que menos necesito ahora-

Pensé un momento ¿Él quería que volviera? ¿Con lo molesto que estaba cuando llegué?

-Pues... Supongo que podría volver a visitarte... Si quieres, y si dejas esa actitud- dije seria.

Su cara se descompuso un momento, pero luego sonrió.

-Creo que también me caerías bien. Supongo que tenemos un acuerdo-

Sonreí.

-Entonces volveré-

Mientras salía lo escuché hablar.

-Tyler-

-¿Perdón?-

-Mi nombre es Tyler-

-Bueno... Adiós Tyler. Nos vemos... Otro día-

Con eso salí de la habitación.


No me mires así  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora