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Toqué el timbre de la casa de Ty... O bueno, de la tía de Ty, y espere unos segundos a que me abran.

-Hola- saludó sonriente Tris cuando abrió la puerta.

-Hola, ¿Cómo están?- saludé mientras entraba.

Los chicos estaban sentados en el living, comiendo chocolate y charlando.

-¡Hola Dian!- saludaron.

-Dian, te compramos chocolate a ti también- sonrió Ty –Sé que te gusta la menta-

Sonreí.

-Wow, muchas gracias- dije sentándome junto a Ty.

-Hola, Dian ¿Cómo vas?- saludó Joel sonriente mientras salía de la cocina junto a una chica rubia.

-Hola Joel. Bien ¿Y tú?-

-Bien, gracias. Te presento a Sara, mi novia-

La rubia sonrió.

-Un placer, Dian-

-Igualmente-

Su cabello estaba recogido en una trenza de costado y llevaba unas hebillas en forma de mariposa.

-Estaremos arriba, por si nos necesitan- dijo Joel mientras subían las escaleras.

-Gracias- respondimos.

-Y bien chicos ¿Qué les parece...?- Juli se vio interrumpido por dos niños pequeños corriendo y gritando sin polera con las caras pintadas.

Reconocí a uno de los chicos, era Mariano. El pequeño se había pintado dos rayas en cada mejilla y una carita sonriente en la frente, mientras que su acompañante tenía los ojos como mapache por la pintura negra y varias manchas verdes en la barbilla y la frente. Los dos niños llevaban hachas de plástico y Mariano tenía una banda elástica en la cabeza con una pluma pegada con cinta adhesiva.

-¡Mariano!- gritó Joel desde el segundo piso -¡Ni se te ocurra pintar nada!-

De repente los dos niños pararon de gritar y se miraron entre sí.

-¿Cuenta mi cara?- preguntó Mariano, mirando al segundo piso.

Joel lo pensó un poco.

-¡Sólo lávense antes de que mamá llegué!-

-¡Entendido!- chilló.

Se dio la vuelta y al darse cuenta de mi presencia sonrió.

-Oh, hola Dian ¿Quieres jugar con nosotros? Estamos jugando a los indios, tú puedes conservar tu polera-

Todos reímos.

-Es una muy buena oferta, pero lo siento, no jugaré- dije riendo aun.

Mariano dirigió su mirada a los otros chicos, los cuales levantaron los brazos mientras negaban.

El niño se encogió de hombros y continuó su persecución con su compañero.

-¿Qué decías, Juli?- preguntó Mauri riendo.

-Eh... Ah, sí. Preguntaba si no quisieran salir un rato-

-¿A dónde?- preguntó Ty.

-No lo sé, sólo dar vueltas un rato-

-Podríamos ir a la heladería de ayer- me dirigí a Ty.

-Sí, claro-

-Y podríamos pasar un tiempo en el parque que está a una cuadra- sugirió Tris.

-Dale-

-Vamos-

Ty le informó a Joel de nuestros planes y salimos.

No me mires así  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora