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Por suerte para mí, mi papá dijo que iría a clases recién el jueves.

Me estaba nivelando gracias a los cuadernos que me prestaron mis amigos y ya sólo me faltaba nivelarme en matemáticas e historia.

Toda la mañana me la pasé copiando lo que avanzaron y empecé a alistarme para ir con Dian a las doce, me dijo que vaya a la una y media.

Me había mandado la dirección por mensaje.

Cuando ya estuve listo era la una.

Bajé al primer piso y dejé una nota en la mesa para recordarles a mis primos que no estaría en el almuerzo.

Antes de ir a la casa de Dian tenía planeado hacer una parada en la librería... Hace varias semanas ella me había hablado de un libro que quería y me pareció una buena idea regalarle ese libro. Sabía que lo amaría.

Entré a la librería y pregunté por el título, la señorita me guio a donde se encontraba y cuando lo compré le pedí que lo guardara en una bolsa de regalo. Me fui con la bolsa en la mano y me subí a un autobús que me dejaría a media cuadra de donde Dian bajaba de su bus escolar.

Quería darle una pequeña sorpresa.

Esperé unos diez minutos mientras revisaba en Google Maps si estaba en el lugar correcto y luego vi un autobús del colegio de Dian acercarse.

La puerta se abrió y vi a Dian bajar.

Su cabello ondulado estaba recogido en una cola y estaba con una solera negra y encima una camisa roja a cuadros. Tenía puesto un jean y zapatos rojos.

-¿Te acompaño?-

Dian se dio la vuelta y al verme se quedó quieta unos segundos para luego sonreír.

-¡Ty!-

Me abrazó y me besó la mejilla.

-Creo que esto es para ti- sonreí pasándole la bolsa.

Levantó las cejas mientras intentaba ver qué era.

Al sacar el libro soltó un pequeño grito de emoción y me abrazó.

-Gracias, gracias, gracias, gracias-

Me besó y rodeé su cintura con mis brazos mientras ella colocaba sus brazos en mi cuello.

Aunque fuera mi novia y ya era algo habitual que me besara todavía sentía a mi corazón latir a mil por hora cada vez que se acercaba, y peor todavía si me besaba.

Nos separamos y nos quedamos mirándonos un tiempo.

Podría quedarme viéndola horas y horas. Era tan hermosa y yo estaba tan agradecido por verla.

Besé su frente y acaricié su mejilla.

-¿Vamos?- preguntó sonriendo mientras entrelazaba nuestras manos.

-Claro- sonreí.

Caminamos hasta una casa blanca rodeada por una pared del mismo color.

Dian se descolgó la mochila y la ayudé a agarrarla.

-Gracias- dijo mientras rebuscaba en su mochila.

Sacó sus llaves y abrió la puerta.

-Hola má, hola pá- saludó al entrar.

-Hola Eloísa, Cris- sonreí.

Cris estaba revolviendo un jugo en la mesa del comedor y Eloísa estaba llevando una fuente de ensalada a la mesa.

-¡Hola chicos! ¿Cómo están?- preguntaron.

Empezamos a charlar mientras ayudábamos a servir la mesa.

No me mires así  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora