¿Quién es Declan?-Capítulo 8.

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¿Quién es Declan?-Capítulo 8.

-¡Hijo de puta!- le grito.

Me acerco a paso decidido con los puños cerrados, tanto que creo que mis nudillos están blancos. Oigo los pasos de Matt y Dylan siguiéndome.

-¿Qué coño haces aquí?- le espeto cuando lo tengo delante.

-Verás cariño, tu querido Rey no pasó por aquí en un mes, lo que me dio tiempo de volver aquí y cuando murió adopté la posición de Rey.

-Él te dijo que no volvieses por aquí, Declan.

-Ya, pero resulta, niñata, que él no está aquí para impedirmelo- dice tocándome la mejilla.

-¡Eh, tú! Ni la toques- le dice Dylan que hasta ahora estaba callado.

-Vaya, vaya, parece que te olvidas pronto de tu amigo. No has tardado ni tres semanas en volver aquí y ya lo has sustituido- cuando terminó de decirlo, estrello con todas mis fuerzas mi puño en su mandíbula.

Cuando iba a volver a golpearle alguien envuelve sus brazos en mi cintura sin dejarme siquiera tocar el suelo. Le grito que me baje y pataleo. Me deja en el suelo pero me tiene sujeta por los brazos.

-Venga, enana, no merece la pena. Vámonos- y entonces me doy cuenta de que es mi rubio amigo.

-¡Esto no se queda así, Declan! Este no es tu territorio. Ya sabes como me consideran muchos de por aquí ahora- él no hace más que reirse y quiero volver a patearle el culo pero me arrastran hasta el coche de Dylan.

Cuando estoy sentada empiezo a golpear el asiento que tengo delante y no puedo evitar soltar lágrimas de rabia y frustración.

-Shh, ya está Less, no pasa nada. Tranquila- dice Matt abrazándome y yo apoyo la cara en su duro pecho empapándoselo de lágrimas.

Paso todo el camino llorando en el pecho de Matt, pero ahora la rabia ha sido cambiada por nostagia, recuerdos y más recuerdos de Chase.

Cuando llegamos a mi casa, les hago pasar, no quiero soportar ni a Fivi ni a mi padre, y además creo que les debo una explicación, más bien una advertencia. Les voy a contar parte de lo que ha sido mi vida y de la mierda en la que estaba metida y que aún arrastro. Pero no quiero contarles mucho por si se alejan.

Estoy sentada en mi cama, apoyada en el cabecero y ellos están sentados al pie de la cama.

-¿Estás mejor, enana?- Pregunta Dyl.

-Sí, gracias. Pero creo que os debo una explicación.

-No es necesario si no te sientes bien- me dice Matt, pero sé que quieren que les cuente.

-No, quiero contaros- hago una pausa, suspiro y empiezo con mi relato- Chase se ganó su apodo de Rey por lo bien que manejaba la tabla y por como se llevaba con la gente. Siempre ha sido muy risueño y se llevaba bien con todos. En el barrio era y es muy conocido. No era de los que iba dando palizas a la gente así porque sí, pero no niego que hemos estado en muchos follones. Y sí, HEMOS, me incluyo porque nunca he sido una santa- tienen cara de sorprendidos y de intrigados para que les cuente más- Chase era muy respetado por todos, era un amigo pero también era un jefe y un contricante para algunos. Hace año y medio tuvimos un conflicto mayor de lo que soliamos tener- omito de que se trata- y ahí es donde entra Declan. Una fiesta a la que él acudió, me pillo desprevenida he intentó meterme mano, pero iba tan ebrio y tan metido que me pude salir de su agarre. No quise decirle nada a Chase para no preocuparle. Declan empezó a venir de continuo a las pistas, a mi me miraba mucho pero no se acercaba. Poco a poco quería hacerse con la posición del Rey, pero la mayor parte del barrio estaba del lado de Chase. Un día tuve problemas en casa y me fui a las pistas para relajarme, cuando llegué ya eran las diez de la noche. Le envié un mensaje a Chase para que viniese. Cuando estaba prácticando  oí unos silbidos, eran Declan y su manada, iban de miera hasta el culo y se podía oler el alcohol en sus cuerpos a distancia. Declan me agarró de la muñecas y me arrastró hasta lo alto de un montículo, empezó a lamerme la cara y el cuello, y mientras con una mano me agarraba con la otra me tocaba por todas partes y decía: "¡Véis! Yo soy el Rey, yo lo voy a ser. Sólo el Rey puede tocar a la Princesa Silver" Yo no hacía más que llorar e intentar salirme de su agarre mientras los otros le aclamaban. Entonces apareció Chase con diez chicos de nuestro bando. Para entonces Chase todavía no padecía cáncer. Comenzaron una pelea; Chase le pegó la paliza del siglo a Declan, le decía que no me volviese a tocar en la vida, que él nunca sería el Rey y que no volviese jamás por las pistas- a esas alturas del relato ya estaba llorando a mares- Estuvo ingresado por cuatro semanas y nunca volvió a las pistas. Cuando iba por el barrio con Chase, él agachaba la cabeza y se iba por otro lado, pero cuando iba sola siempre me decía: "Algún día te haré mía y gritarás mi nombre" No le veía desde hace cuatro meses hasta hoy.

My last hopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora