Solo

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Miro el reloj una vez mas, inquieto. Es el quinto día. No quiero hacerlo, pero no me queda mas remedio. Alguna vez tiene que ser la primera y no puedo posponerlo mas sin que haya consecuencias. Debo volver al trabajo, presentarme en la oficina y poner orden en el pedido del señor Morgenstern antes de que perdamos un gran contrato.

Dejar a Alec solo tanto tiempo es una idea que no me gusta. No quiero que salga a la calle solo, pero la verdad es que no tiene demasiado que hacer en casa, y tenerlo aquí encerrado, aunque sea por su seguridad, hace que parezca mas todavía que lo veo como un esclavo. Y no es así. No quiero que lo sienta así.

El desayuno esta servido sobre la isla de la cocina varias horas mas temprano de lo que se ha hecho costumbre estos días. Una nota sobre la bandeja informa a Alec del motivo de mi ausencia, y mi taza de café ya vacía es dejada en el lavaplatos, mis manos ajustando apropiadamente las solapas de la americana de mi traje.

Cojo las llaves de mi coche y también las de la casa, saliendo sin mirar atrás. Sé que si lo hago no seré capaz de irme, y realmente necesito presentarme en la oficina si no quiero que todo se vaya a pique.

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El sonoro estruendo de un despertador lejano me despierta, la luz que entra por la ventana me deja saber que prácticamente todavía es de noche. Muevo la almohada hasta colocarla sobre mi cabeza, recibiendo un bufido por parte de Presidente Miau, quien estaba durmiendo sobre ella. -Lo siento, Presidente. -murmuro entre dientes antes de volver a caer dormido de nuevo.

Cuando finalmente despierto y me levanto, la luz del día se filtra intensa a través de las cortinas y el reloj en el escritorio marca casi las once de la mañana. El olor a café puede notarse en el ambiente y sonrío al pensar en Magnus habiendo hecho el desayuno. No puedo evitar que me caiga bien. El tipo es agradable y realmente se ve que se esfuerza en que este bien... aunque no se que pensar respecto a él. Me tiene muy desconcertado y eso me frustra. Suelo presumir de ser bueno descifrando a las personas, pero Magnus va un poco mas allá. Es un completo misterio. A veces parece tan seguro, tan fuerte y decidido... y al segundo siguiente solo es un hombre protector y cariñoso que se preocupa por cada mota de polvo que pueda rozarme. El problema es que no se cual de los dos es real y cual es una mentira.

Salgo de la habitación tras haber abierto la ventana para ventilarla un poco, Presidente Miau caminando por el pasillo delante de mi directo a su cuenco de comida, el cual ya está lleno. Esto si que es raro, Magnus siempre se olvida de darle de comer al gato. No se como demonios ha sobrevivido el animal hasta ahora. 

Veo una bandeja sobre la isla de la cocina. Una botella con zumo de naranja fresco, una taza con café ya frío y un sándwich vegetal que se ve realmente apetitoso. Apoyada en la taza de café hay una pequeña tarjeta blanca con mi nombre escrito en la superficie con una fina caligrafía. La cojo curioso mientras mi otra mano viaja libre hasta el sándwich, dándole un gran bocado que me roba un gemido en cuanto lo saboreo. Que rico.

'Alexander, no podía posponerlo mas. He tenido que salir a la oficina. Intentaré estar de vuelta poco después de la hora de comer. Siéntete libre de preparar lo que quieras, o incluso de pedir algo si te apetece.

No quiero que te sientas encerrado en casa, así que si te ves con ganas puedes salir a dar una vuelta, te he dejado una copia de las llaves en la puerta. Sólo ten mucho cuidado.

Ten un buen día, Magnus'

Así que eso explica su ausencia. La verdad es que no me había parado a pensar en que Magnus tenga un trabajo, pero ahora que lo hago es bastante lógico. El señor Lloyd era demasiado mayor como para trabajar y el señor Cleaver era millonario por herencia... Y Blaine demasiado joven como para trabajar. Veía tan poco al señor Anderson que nunca me paré a pensar en que de alguna forma ha de mantenerse la gente. ¿En qué trabajará Magnus? 

I dreamed a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora