Condiciones

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Antes de darme cuenta de lo que ocurre estoy siendo guiado por un hombre a lo que parece la parte trasera del local. No tiene apariencia de reservados, la verdad. Es como una gran sala de oficinas, aunque el suelo esté cubierto con una moqueta de color rojo brillante y haya colgadores con cortinas oscuras y pesadas por todas partes. Las mesas son de caoba oscura y tienen apenas una pequeña lámpara que da luz a cada una de ellas. A cada lado hay un sillón ornamental con un estampado que en su día debió ser elegante. Aunque no me resulte la idea mas atractiva del mundo, me siento en el que me indican y el hombre se sienta frente a mi, sacando una carpeta de cartón marrón claro.

No es hasta que oigo el ruido de la cadena que me percato del esclavo a mi lado. Como todos los demás, va vestido únicamente con unos boxer negros. Unas esposas envuelven sus muñecas y otras, mas holgadas, están colocadas alrededor de sus tobillos. Una cadena larga une ambas, dejando un tramo mas largo que va a parar a una agarradera de cuero. Como si fuese un perro y no una persona.

Desde mi posición en el sillón puedo ver sus ojos, azules como el océano, llenos de furia. Decido dejar de observar al esclavo y me meto en mi papel de empresario. Siempre se me ha dado bien portar máscaras. Saco mi chequera como si no fuese la gran cosa y estampo mi firma al lado de la cifra. 50.000 dolares. Es lo que vale una vida humana. Aunque he oido de esclavos vendidos por mucho menos.

El hombre frente a mi sonríe socarronamente, entregandome tres lotes de hojas grapadas entre si. -El contrato de compraventa, el historial del chico y una copia de la ley de tenencia de esclavos. Hay algunas cláusulas adicionales ahí que debería tener en cuenta con este esclavo. - Asiento haciendo un gran trabajo ocultando mi mueca de asco ante la naturalidad con la que el hombre hace esto. Firmo rápidamente la copia del contrato y tiendo la mano al hombre a mi lado para que me haga entrega de la correa, poniendome de pie en cuanto la obtengo, la carpeta con los papeles del chico en mi otra mano. Me dan también un pequeño llavero con dos llaves pequeñas, las de las esposas. -¿y esto? - Miro extrañado un pequeño dispositivo que cuelga junto a las llaves. Es negro, con lo que parece una pequeña pantalla del tamaño de una moneda. El hombre que guarda celosamente mi cheque ríe a mis espaldas. - Su anterior amo no tenía mucha confianza en el chico. Tiene suerte, le puso un chip de rastreo. Está todo explicado en los papeles, no tiene que preocuparse.

Sin querer tratar mas con esa gente, tiro con toda la suavidad que me es posible de la cadena. -Vamonos entonces. Estoy deseando llegar a casa. -Los hombres ríen ante mi afirmación. Definitivamente debería haberme hecho actor. Si, estoy deseando llegar a casa, pero para que acabe este día eterno. Y ahora, de pronto, tengo un esclavo.

Cuando salimos al exterior el frío de este invierno me golpea de frente, haciendo que cierre un poco mas mi chaqueta. Localizo rápidamente mi coche y abro la puerta del copiloto, dejando subir al chico antes de rodearlo y subir en el asiento del conductor. Dejo la carpeta en el asiento trasero y es entonces cuando me percato del cuerpo tiritando a mi lado. - Oh joder, lo siento. - Me quito rápidamente el abrigo y se lo paso por encima. ¿Por qué demonios los tienen desnudos con este frío? Enciendo el motor para que la calefacción empiece a hacer su trabajo lo mas rápidamente posible y sin una palabra mas pongo dirección a casa.

Son los veinte minutos mas incómodos de mi vida. No es como si supiese nada del joven a mi lado, ni él de mi. No quiero asustarlo, pero tampoco se me ocurre que decirle... de todas formas no parece como si fuese a contestarme. El chico parece una estatua, su cuerpo con claras señales de derrota, la vista fija en la ventana.

MI cuerpo se relaja de forma instintiva en cuanto entramos en el garaje. Al fin en casa. Siempre paso por el hall, me gusta conocer a la gente que trabaja en el edificio y ser cordial con ellos... pero creo que esta noche será la excepción y usaré, por primera vez en mi vida, el ascensor que va directamente al ático.

Una vez en casa, dejo la carpeta sobre la isla de la cocina y busco rápidamente el pequeño llavero, desatando las ataduras del chico. -Necesitamos encontrarte algo de ropa... debes estar helado. - Enciendo la chimenea con un chasquido de dedos y le indico que se acerque allí, yendo acelerado hacia mi armario, sacando algo de ropa deportiva. Si, definitivamente es lo mas cómodo que tengo. Su cuerpo no es muy diferente del mío, así que debería valerle hasta que pueda comprarle algo.

Vuelvo al salón con la ropa en mis brazos, encontrandolo aún con mi abrigo sentado frente a la chimenea, presidente ronroneando bajo el toque de su mano. -Normalmente no le gustan los extraños. -Me acucliyo a su lado, tendiendole la ropa- vístete, pescarás una neumonía. - Mis ojos lo repasan ahora que lo tengo mas cerca, sin tanto idiota a nuestro alrededor. Tiene una mirada entre enfurecida y triste , aunque tras esta sus ojos son hermosos. Pese a la carencia de pelo, sus rasgos son increíblemente masculinos y marcados, dando fuerza y belleza a su rostro al mismo tiempo. Mi mano va directa a acariciar su mejilla, pero se aparta de mi toque, no asustado ni dolido, sino orgulloso. -Ni siquiera sé tu nombre. -Espero unos largos segundos, pero ni con esas. -Esta bien. Al menos ponte la ropa.

Me pongo en pie de nuevo y me acerco a la isla de la cocina. Ahora si que necesito un trago.

Saco una de las botellas de vino tinto de mi vinoteca y me sirvo una copa, atrayendo hacia mi la carpeta. Alec ¿eh? Interesante nombre. Desvío la mirada al chico, ya con los pantalones y la sudadera puestos, la capucha cubriendo su cabeza. Repaso rápidamente los datos mas importantes: 22 años, reproductor desde los 19, tres dueños anteriores, ningún embarazo. ¿Cómo es eso posible? Los reproductores deben criar dos veces en sus tres primeros años, sino van directos a las fábricas... 'Hay algunas cláusulas adicionales ahí que debería tener en cuenta con este esclavo.' Mierda.

Busco rápidamente el anexo al final de las normas que ya todos conocemos sobre la tenencia de esclavos. Normalmente un esclavo obtenido en una clínica reproductora debe ser 'usado' en los primeros tres meses tras su compra y debe haber quedado embarazado como muy tarde un año después de su compra. Da igual el dinero que hayas pagado por él, si esto no es así el esclavo te es requisado y vuelto a vender a un comprador mas dispuesto a cumplir la ley. Según sus datos, Alec ni siquiera ha sido usado nunca. ¿Qué tienes tan malo, muchacho?

Mis ojos siguen repasando las normas básicas hasta que encuentro el anexo del que hablaba el hombre. <<En el caso extraordinario del esclavo 24601, la confirmación de la compra debe ser efectuada en un plazo máximo de siete días desde la fecha de compra. En caso contrario, el esclavo será retirado para su confinación a una fábrica de repoblación.>>

<<En el caso extraordinario del esclavo 24601, la confirmación de un embarazo debe ser efectuada en un plazo máximo de noventa días desde la fecha de compra. En caso contrario, el esclavo será retirado para su confinación a una fábrica de repoblación.>>

¿Una fábrica de repoblación?¿Tan joven? Al principio se creía que eran un mito. Las fábricas de repoblación son un método cruel para la repoblación del planeta. Los esclavos desechados o rotos son llevados para tener hijos hasta la muerte. Los inseminan artificialmente una y otra vez, hasta que sus cuerpos o sus mentes no pueden mas. Los niños son retirados de su lado tras su nacimiento, llevados directamente a una granja de reproducción, donde, una vez alcanzada la pubertad, serán intervenidos para, como sus padres, convertirse en esclavos reproductores listos para la venta. ¿Él será consciente de estas condiciones?¿De su destino?

Oh Alec.

I dreamed a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora