Y el séptimo día...llegó

1.5K 170 121
                                    

Puedo ver su mirada cargada de odio, sus manos aferrando con fuerza el borde del colchón. -Yo... confiaba en ti, Magnus... podrías solo... haberlo pedido. 

Bajo la mirada al suelo, completamente avergonzado, mis pies descalzos contra el suelo, los pantalones perdidos en alguna parte de la habitación. -¿y acaso habrías aceptado? Ambos sabemos que no.

Lo siento bajar de la cama, incorporándose todo lo alto que es, acercándose a mi con lentitud y quizá ¿miedo? Levanto la vista y me extraño cuando en su mirada veo atisbo de deseo, un curioso brillo danzando en sus iris oscurecidos, únicamente iluminados por la luz de la luna entrando por la ventana. Sus manos sujetan mi rostro y los suaves labios del chico se encuentran con los míos, besándome con fuerza, rabia, posesión y también deseo. Su cuerpo se pega al mio y puedo sentir su dura erección presionando mi ingle, provocando que un gemido ahogado escape de mis labios. -Alexander, ¿qué? - lo miro dudoso, el pánico y la adrenalina corriendo a partes iguales por todo mi sistema.

-El útero no es lo único que nos modifican... el deseo, funciona de forma diferente... nos... nos excitamos con facilidad. Y-yo... Magnus... -Siento las lágrimas contenidas en sus ojos y acaricio sus mejillas, atrayendo su cuerpo entre mis brazos, acunándolo con cariño. ¿Qué clase de monstruo juega así con los cuerpos de sus semejantes? Lograr un embarazo, bien... pero ¿afectar a su deseo?¿A su excitación? Incluso cuando yo... joder...cuando acabo de violarlo... -Shhh... todo estará bien. Te lo prometo, mi niño... no dejaré que nadie te haga daño. No dejaré que te lleven.

Se separa de mi tras un par de minutos refugiado entre mis brazos, mirándome con los ojos llorosos, la camisa de mi pijama empapada por sus lágrimas. -Duerme conmigo... por favor, por favor Magnus... no me dejes solo. Duerme conmigo. -Asiento besando sus manos con todo el cariño que puedo expresar, dejando que vuelva a la cama y aprovechando para encontrar mis pantalones, poniéndomelos de vuelta en su sitio, metiéndome en la pequeña cama con él. Mis brazos automáticamente lo rodean, intentando hacerlo sentir bien, a salvo, querido y seguro.

Magnus...-Su voz se hace presente cuando creía que ya estaba dormido, sus ojos azules cristalinos por las lágrimas mirándome tímidos. -¿Qué ocurre?¿Estás bien?¿Necesitas algo?- Asiente, puedo ver la duda en su mirada. Una de sus manos sujeta la mía y la guía tímidamente hasta su entrepierna, su pene todavía erecto y caliente bajo sus pantalones. Abro la boca con incredulidad, pero no lo dudo, rodeándolo con mi mano y acariciándolo con lentitud, logrando que cierre los ojos por un instante, pero al segundo siguiente vuelve a mirarme cargado de intensidad. -Oh Alec... te compensaré, lo prometo. 

El trabajo de mi mano logra su cometido tras unos minutos de movimientos cada vez mas rápidos, Alec mordiendo la almohada mientras su garganta ahoga un gemido intenso, mi mano manchándose con su corrida. -Duerme ahora, mi ángel. 

Espero hasta que le veo cerrar los ojos, su orgasmo arrastrándolo a los brazos de Morfeo. Aprovecho para levantarme de la cama, dándome una ducha rápida, todavía manchado de mis propios fluidos resecos, los de Alec, el lubricante y su reciente corrida. Me pongo un pijama limpio y vuelvo a su habitación con una toalla húmeda, limpiándole con cuidado también a él, procurando no despertarlo antes de meterme de nuevo en la cama. Su cuerpo, inconsciente, busca el mío escondiéndose en mi pecho, mis brazos rodeándolo con cariño. - Realmente eres un ángel, pequeño.

                                            *******************   *****************   ****************

El séptimo día amanece con ambos abrazados hechos un lío de cuerpos bajo las sábanas. Aprovecho haber despertado primero para observarlo, su rostro tranquilo y pacífico, tan hermoso ahora que está relajado. Tenemos tres meses. Tres meses mas para intentar encontrar una solución.

I dreamed a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora