Tic Tac

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Encontrar a Alec medio desnudo en mi cuarto de baño se me hace ya algo natural. No me incomoda su cuerpo y a él tampoco el mío. Al fin y al cabo, nos hemos visto desnudos ya varias veces y llevamos tiempo compartiendo la cama por las noches. No es que todo se reduzca al sexo, por supuesto. Lo hay, pero no es solo eso. Él se siente protegido durmiendo a mi lado... y yo no puedo negar que me gusta la comodidad de dormir abrazado a él, un cuerpo caliente contra el propio. Uno que no se siente extraño.

Las semanas avanzan sin resultados y aunque al principio intento mantenerme sereno por Alexander, cada vez se me hace mas difícil. Se nos agota el tiempo y nuestros intentos no están siendo fructíferos. El sexo ha pasado a ser algo habitual, no solo cuando Alec es fértil. Hemos descubierto un nuevo placer para ambos. Alec es, por su condición, increíblemente fácil de excitar. Cualquier pensaría que me estoy aprovechando de él debido a este hecho. Nada mas lejos de la realidad. 

Alec puede parecer un hombre frío, poco demostrativo y para nada cariñoso. De hecho, es bastante así la mayor parte del tiempo... solo porque no sabe como expresar lo que siente. El sexo es diferente. No necesita de palabras  y no arrastra momentos incómodos. Ambos nos entendemos ahí, las necesidades y deseos del otro. En la cama no hay problemas. No hay dueños, no hay esclavos, no buscamos un embarazo ni nos persigue una cuenta atrás. En la cama simplemente somos dos hombres apasionados, deseosos el uno del otro, dos cuerpos buscando el placer mutuo. 

La tercera vez que lo intentamos probamos todo lo que nos pareció interesante de internet. Incluso los consejos que se daban antiguamente para las mujeres. Mantuve a Alec media hora con las piernas hacia arriba, una alimentación concreta toda la semana anterior, incluso posturas específicas... nada sirvió, lo único que conseguimos fue que la desesperación creciera. 

Nuestro cuarto intento coincidió con un día... bueno... interesante. Mi empresa tenía una reunión importante ese día con unos proveedores y tuve que ir por la mañana. Al volver, un par de cocktails en el cuerpo me hacían estar excesivamente alegre y haber cerrado un buen negocio me tenía feliz. Abrí una botella de vino para celebrarlo y preparé filetes para comer. 

El vino desapareció de la botella y mas tarde vino otra botella, cava esta vez. A la hora de llegar a la cama, ambos estabamos algo afectados, para que negarlo. Por suerte, he vivido gran parte de mi vida entre sexo y alcohol, así que eso no nos impidió llevar a cabo una desenfrenada tarde de sexo. Y puede que también parte de la noche. No es importante cuanto. O si, no lo se. No lo recuerdo bien. La resaca de la mañana siguiente ambos podemos recordarla bien todavía. 

-Oh Alexander...-mis dedos se hunden en la piel de sus caderas, guiando sus movimientos. Su interior se siente cálido y estrecho mientras cabalga sobre mi. -mas rápido... joder Alexander, mas rápido... - muevo mi cadera contra él, los golpes secos resonando por toda la habitación acompañados de los gemidos y jadeos de ambos. 

El orgasmo golpea primero a Alec, aunque yo le sigo apenas unos segundos mas tarde. Su interior se vuelve mas estrecho con los espasmos y eso me vuelve loco, haciéndome terminar rápidamente. Su cuerpo cae sobre el mío, nuestros pechos uno contra el otro, mis brazos rodeándolo, mi pene resbalando flojo fuera de él. Le doy un beso en la sien, todavía recuperando la respiración. Su risa llega a mis oídos y apenas tardo unos segundos en reír también, feliz. El sexo me pone feliz. Alec me pone feliz. 

De pronto, se deshace de mis brazos casi con brusquedad y sale disparado hacia el baño. Me extraño, Alec es muy aseado y limpio y siempre se ducha después del sexo, por mucho sueño que tenga.. pero esta prisa me parece exagerada. 

Me cuesta la vida y todo mi esfuerzo, pero me levanto de la cama, siguiéndolo. Lo encuentro agarrado con ambas manos al lavabo, su frente perlada de sudor, los ojos cerrados con fuerza. Acaricio su espalda, preocupado. -Alexander...¿estás bien? - Asiente, abriendo los ojos, mirándome a través del espejo. - Solo he sentido ganas de vomitar, pero se me ha pasado. No se, ha sido un ligero mareo. Estoy bien.

I dreamed a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora